Hermanos de sangre es una película de Daniel de la Vega.
La trama sigue los pasos de Matias, un introvertido contador resignado a transitar por la vida haciendo la menor cantidad de ruido posible. Un día Matias se reencuentra con Nicolas, un viejo compañero de colegio con el que desarrolla una enfermiza relación de dependencia. Nicolas se adjudicará la tarea de arreglar la vida de Matias eliminando a todos sus enemigos.
Hermanos de sangre es una comedia negra que toma mucho de Sam Raimi, entre otros exponentes del género. Las escenas de violencia y los efectos especiales, poco comunes en las producciones argentinas, toman un papel protagónico en esta película. En consecuencia, el guión queda un poco descuidado, dado que su función más importante es contextualizar las escenas shockeantes.
El apartado técnico es modesto. Exceptuando los ya mencionados efectos especiales, la mayoría de los sets y el estilo de grabación recuerdan a una producción televisiva. Sospecho que estos aspectos deben tener más que ver con las limitaciones del presupuesto que con las capacidades del equipo, porque un set y un par de escenas filmadas creativamente demuestran que había gente capaz detrás de la cámara.
Las interpretaciones son buenas, una vez más, para una película de este género. El único que no terminó de convencerme fue el protagonista, al que le faltó convicción al pronunciar algunos de sus diálogos.
En conclusión, Hermanos de sangre tiene algunos elementos poco creíbles y puntos flojos que, sin embargo, son comunes en este tipo de producciones. La recomiendo para los que disfruten este tipo de películas.