No hay que negar que es una película amarga… incluso antipática. Está hecha sin concesiones al maniqueísmo y a la comercialidad. No parece que a la guionista – Alexandra Viets, de la que no conozco otra obra - ni al director productor Ismail Merchant, les haya importado nada más que contar un interesante drama colonial desde una óptica muy particular y muy poco trillada en el panorama cinematográfico sobre esta temática.

El primer equívoco puede darse al pensar que la historia que nos van a contar es la de Lily, la mujer de un corresponsal de la BBC en la India, que da a luz a una niña en los primeros minutos de la película. Siendo Greta Scacchi el único reclamo estelar de la película, e interpretando a Lily, el equívoco es fácil de entender, pero nada más lejos de la realidad. En este film no es el “star system” lo que manda. Manda el guión, y hay que reconocer que lo que no engaña es el título: “Cotton Mary” es la niñera angloindia, y su historia es interesante, pero nada agradable. La película nos cuenta su falta de identidad, su desarraigo, sus mentiras, sus complejos, sus obsesiones, sus maldades, su egocentrismo extremo, su falta de escrúpulos y a dónde le conduce una vida tan infeliz… A través de ella entendemos los males del colonialismo más paternalista, y de una época cuyas huellas siguen marcándose en el camino de los pueblos y su idiosincrasia…

En mi opinión le sobra algo de metraje, y a la vez añoro que no se recupere, al final, la historia del mayordomo hindú, uno de los personajes más atractivos del film. A la vez es muy realista que le perdamos la pista… Sin concesiones. Como la vida misma.