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Voto de barbara12:
7
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Drama. Comedia
Abdul Karim, conocido como 'El Munshi', se convirtió en siervo de la reina Victoria en el año 1887. Después de que el joven se ganase el afecto de la monarca, terminó siendo su secretario personal y confidente durante los últimos años de vida de la reina, algo que no fue bien recibido dentro de la Casa Real. (FILMAFFINITY)
23 de septiembre de 2017
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película intimista, abrigadamente intimista y romántica, idealizada por momentos, pero encantadora y sobretodo lírica de ritmo lento que va conduciendo desde una pasión encantadora hacia un derroche irrefrenable del que somos conscientes en todo momento que parecede dedicado casi para una minoría culta.
Recuerda por momentos a Mongkut y Ana Leonowens.
Ese es el toque de Frears, ese "carpe diem" es lo que hace que la reina Victoria ya en su ancianidad quiera disfrutar de la compañia del joven hindú Abdul, al que retiene a su lado luchando con todas sus fuerzas de reina contra su servicio personal e incluso su propio hijo, dejando en esta batalla de sentimientos y respeto con su autoridad el aire racista y prepotente de aquellos que la rodean.
La hipocresía de todos sus seres más cercanos es expuesta por Frears magistralmente. Desde que Abdul es nombrado "Munshi" de la reina, los sentimientos, las conversaciones, todo cuanto les unirá no hará sino crecer. Esta parte de la vida de la reina Victoria, tan escondida como fascinante ha sido llevada al cine por fin, pues era un episodio inesperado e insólito que todos sabían pero también pretendían incluso silenciar o callar.
Abdul, el último gran amor de la romántica y momificada Victoria, interpretado por un casi desconocido Ali Fazal, visto en la película séptima de "Fast and Furious" es una figura discreta, pero que sabe leer en lo más hondo del corazón de una reina que volvió durante sus últimos quince años a la vida gracias a él. Las interpretaciones son más que destacables, destancando Eddie Izzard como Bertie, el heredero de Victoria hace un papel llevando su cruel racismo hasta el límite y sus no escondidas ansias de poder.
Su relación sin catalogar, la belleza y la pureza de su amistad y sus misteriosos encuentros son fielmente vistos por los ojos del que los ve, por eso es tan especial.
Recuerda por momentos a Mongkut y Ana Leonowens.
Ese es el toque de Frears, ese "carpe diem" es lo que hace que la reina Victoria ya en su ancianidad quiera disfrutar de la compañia del joven hindú Abdul, al que retiene a su lado luchando con todas sus fuerzas de reina contra su servicio personal e incluso su propio hijo, dejando en esta batalla de sentimientos y respeto con su autoridad el aire racista y prepotente de aquellos que la rodean.
La hipocresía de todos sus seres más cercanos es expuesta por Frears magistralmente. Desde que Abdul es nombrado "Munshi" de la reina, los sentimientos, las conversaciones, todo cuanto les unirá no hará sino crecer. Esta parte de la vida de la reina Victoria, tan escondida como fascinante ha sido llevada al cine por fin, pues era un episodio inesperado e insólito que todos sabían pero también pretendían incluso silenciar o callar.
Abdul, el último gran amor de la romántica y momificada Victoria, interpretado por un casi desconocido Ali Fazal, visto en la película séptima de "Fast and Furious" es una figura discreta, pero que sabe leer en lo más hondo del corazón de una reina que volvió durante sus últimos quince años a la vida gracias a él. Las interpretaciones son más que destacables, destancando Eddie Izzard como Bertie, el heredero de Victoria hace un papel llevando su cruel racismo hasta el límite y sus no escondidas ansias de poder.
Su relación sin catalogar, la belleza y la pureza de su amistad y sus misteriosos encuentros son fielmente vistos por los ojos del que los ve, por eso es tan especial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En resumen, Abdul supo despertar el anhelo dentro del cuerpo de Victoria otra vez.
Pero no ese anhelo sexual del que todos sus contemporáneos detractores se burlaban, sino el de la mente, el del corazón, el cual siempre fue el más cercano e importante para una mujer como Victoria.
Viuda, fue Abdul el que vertió en su oído las palabras adecuadas cuando ya nadie lo hacía desde que el príncipe Alberto hubiera muerto. También fue Abdul el que la distrajo y le enseñó la otra cara de su reinado, y le mostró la rica cultura india y su historia y costumbres.
Según muestra esta película la relación entre Abdul y Victoria fue una relación especial, de esas que no se pueden catalogar, que por momentos hacen a la reina volar hacia la felicidad más sincera de nuevo, como si fuera joven, con cosas tan simples como un mango, un pequeño teatro o unas palabras escritas en hindi.
Realmente aunque a sus contemporáneos no les gustara afortunadamente la reina era Victoria, y su fiel amigo y sirviente estuvo con ella hasta el final.
Seguro que él no fue el amor de la vida de ella, pero no sé si ella lo fue el de él, y no precisamente en el romántico sino entre muchos aspectos, eso es lo que Frears pretende mostrar y muestra.
La escena final es demoledora, con Abdul besando los pies de su emperatriz y mejor amiga. Todo un símbolo del respeto.
Pero no ese anhelo sexual del que todos sus contemporáneos detractores se burlaban, sino el de la mente, el del corazón, el cual siempre fue el más cercano e importante para una mujer como Victoria.
Viuda, fue Abdul el que vertió en su oído las palabras adecuadas cuando ya nadie lo hacía desde que el príncipe Alberto hubiera muerto. También fue Abdul el que la distrajo y le enseñó la otra cara de su reinado, y le mostró la rica cultura india y su historia y costumbres.
Según muestra esta película la relación entre Abdul y Victoria fue una relación especial, de esas que no se pueden catalogar, que por momentos hacen a la reina volar hacia la felicidad más sincera de nuevo, como si fuera joven, con cosas tan simples como un mango, un pequeño teatro o unas palabras escritas en hindi.
Realmente aunque a sus contemporáneos no les gustara afortunadamente la reina era Victoria, y su fiel amigo y sirviente estuvo con ella hasta el final.
Seguro que él no fue el amor de la vida de ella, pero no sé si ella lo fue el de él, y no precisamente en el romántico sino entre muchos aspectos, eso es lo que Frears pretende mostrar y muestra.
La escena final es demoledora, con Abdul besando los pies de su emperatriz y mejor amiga. Todo un símbolo del respeto.