Realmente el compromiso de Jim Caviezel para con Cristo es un compromiso que mantiene su máxima y ha dictado la mayoría de los proyectos de su carrera.

Interpretando a un auténtico predicador americano, en ningún momento el sr. Rowlings deja de amar a Dios, sea cual sea su sacrificio.
Esta interpretación de Caviezel tiene la tortura de "La pasión de Cristo", parte de ella, y la cárcel que ya padeciera en su otro mejor papel de Edmond Dantés en "El conde de Montecristo", por eso es un inesperado placer que Caviezel haga tras "Onyx" y "Pablo, el apóstol de Cristo" en su temática religiosa.

Se prodiga muy poco en la pantalla grande Caviezel y debería de hacerlo más, porque realmente es el último actor que queda con fieles convicciones y corazón.
La película tiene acción, oposición entre religiones, así como abuso e incomprensión, tristemente dos males cada vez más prodigados en el mundo.