Lo mejor de esta película es que nos muestra como se desarrolla el amor, desde la tierna infancia hasta la edad adulta, y los problemas que ello conlleva. Las escenas de niños era lo que más me ha gustado de la película y es una lástima que no se haya dado más tiempo en pantalla a esta época de la vida. Otro elemento destacable es el cameo de Keanu Reeves, que se interpreta así mismo, pero que su personaje es todo lo contrario a lo que es en realidad, lo que me ha parecido más que curioso. El resto de la película es muy predecible y americana, ponen conflictos que no salen de ningún sitio porque la estructura tradicional es así, que igual de fácil que ha venido igual de fácil se soluciona.
En conclusión, no revoluciona la fórmula, pero es entretenida y entrañable, por lo que tampoco debemos pedirle más a esta película.