Corría 1942, y la 2ª Guerra Mundial afectaba a la práctica totalidad del mundo. Y en este contexto, casi tan importante como la lucha en el campo de batalla fue la lucha ideológica, que llevó a todas las partes a realizar grandes esfuerzos para justificar sus posturas y, de paso, atacar al contrario.

Disney no se quedó atrás en esto (y más cuando las malas lenguas afirmaban que no veía con demasiados malos ojos la ideología nazi) y creó este corto en el que, en el mejor estilo clásico muestra de forma ácida y entretenida a través de su mítico pato Donald lo que el nazismo pretendía hacer no sólo con las "razas inferiores" sino con los propios trabajadores del Reich, que serían poco menos que esclavos en manos de un poder omnipotente convertido en una maquinaria sin sentimientos.

Hay que demostrar quienes son los malos y porque se les combate y eso es justo lo que se pretende con este corto, igual que también justificarán mediante el cine con obras como "Misión a Moscú" esa extraña alianza con la Unión Soviética que tan criticada será dentro de las propias fronteras americanas (no es ningún secreto las destacadas simpatías pronazis que existían dentro de paises aliados como Gran Bretaña o los propios USA, a los que se veía como único freno posible a la expansión del comunismo).

Eso es lo que se busca, y ciertamente se consigue en apenas ocho minutos ciertamente divertidos.