Inteligente film sobre como el magnetismo del personaje supera al pintor (Jesper Christensen), desnudado a través de un joven crítico de arte (un genial Daniel Bruhl) que quiere dar en el clavo a través de la biografía de este decrépito artista en el final de sus días. Espejo uno del otro.
La ambición, la osadía y la mentira que caracteriza a ambos, son elementos que se van entretejiendo en la película hasta convertirles en unos perfectos cómplices.
Gran acierto del film es su paleta de frenetismo, flash-backs, dosis de humor, rarezas, colores vivos y paisajes inspiradores, que hacen de este un lienzo dónde se van sucediendo los fotogramas de un gran director (Wolfang Becker) que realiza una composición coral al nivel de los grandes compositores alemanes.
El contrapunto entre ambos personajes lo pinta una enigmática Amira Casar, hija de Kaminski, sacada de La Familia Monsters, y que mezcla el erotismo y la manipulación magistralmente.