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Polonia Polonia · Suena Wagner y tengo ganas de invadir
Voto de Normelvis Bates:
8
Comedia. Drama Año 1939. El estadounidense Tom Martin, que luchó con los republicanos en la Guerra Civil Española, espera el día de su ejecución. Pero una reportera que busca una exclusiva le ofrece ayuda para escapar. Drama basado en las relaciones entre una periodista y un aviador tras la guerra civil. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2010
32 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra estupenda película cuya existencia desconocía y a la que he llegado por pura casualidad: el cine, nunca me cansaré de repetirlo, es algo maravilloso. Al descubrir que su oscarizado guión, firmado por Billy Wilder y Charles Brackett, estaba basado en una historia originalmente concebida por el gran escritor húngaro János Székely (oculto bajo el pseudónimo de John S. Toldy y en colaboración con Benjamin Glazer), guionista de Lubitsch y autor de “Tentación”, una de las novelas más divertidas y crueles que he podido leer en muchísimo tiempo, no tuve más remedio que lanzarme de cabeza en su búsqueda. Y la verdad es que la espera ha valido la pena.

No sé dónde empiezan y acaban los méritos de unos y de otros a la hora de escribir el guión, pero no cabe la menor duda de que es en él donde residen buena parte de los indudables méritos de esta película injustamente olvidada. Lo que sigue maravillándome es la capacidad de la comedia hollywoodiense de esta época de extraer comicidad de las situaciones y contextos más, en apariencia, inapropiadas para el humor. Esta peli, sin ir más lejos, empieza en verano de 1939, en una tétrica prisión franquista de Burgos, donde Ray Milland, en el rol de un idealista aviador americano enrolado en las filas republicanas, apura sus últimas horas antes de ser fusilado. Claudette Colbert le salva de la muerte, claro, pero la acción se traslada a un París insensatamente hedonista, a punto de caer en manos de los nazis. Por si fuera poco, asistimos, en primera fila, al trágico hundimiento, a manos de un submarino alémán, del SS Athenia, a la progresiva conquista nazi de Europa y a la firma del armisticio francoalemán, el 22 de junio de 1940, en un vagón de tren en el bosque de Campiegne. Y sin embargo, la peli logra que sonriamos casi todo el rato y que incluso nos riamos y carcajeemos ocasionalmente. Qué tiempos aquellos. Torpedos y champagne, risas y muerte.

A través de la historia, en apariencia frívola y ligera, de dos personajes atrapados entre sus ideales, que les abocan a una vida azarosa y comprometida, y un amor que exige huir del peligro en busca de paz y sosiego, nos vemos, imperceptiblemente, obligados a tomar partido. La película es pródiga en diálogos vivaces y chispeantes, situaciones equívocas con claro sentido sexual (la antológica sesión de fotos en la habitación de Milland) y chistes y ocurrencias ocasionales, que enmascaran, pero no ocultan, su condición de vehículo propagandístico que alerta contra el escapismo y la indiferencia ante el irresistible avance del nazismo y propugna la necesidad de no huir ante su amenaza y de plantarle cara. Es una lástima que un final, en mi opinión, excesivamente timorato y convencional impida hablar de una obra maestra. Si Leisen hubiera dado el paso adelante que el propio guión le ponía en bandeja y hubiera optado por un desenlace más duro y coherente con la historia narrada, tal vez estaríamos hablando de un clásico de aquellos días. Que ya es decir.
Normelvis Bates
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