No es habitual que los planteamientos eróticos del cine actual tengan tantas posibilidades como el de esta película. La mayoría han sido para mí fiascos con protagonistas urbanitas acomodados y aburridos. Realmente son pocos los que se atreven a mostrar, como aquí, enfrentamientos culturales entre protagonistas pobres.
Las escenas eróticas son realmente interesantes. Nunca pensé que la delgadísima Eva Santolaria pudiera ponerme tan palote.
La música es más que digna y el aspecto técnico pasa con nota aceptable.

Ahora bien, la película es fallida por varias razones. Para empezar, por un elenco irregular en el que sólo destacan Álex Casanovas, Joan Dalmau –físicamente perfecto para interpretar al mafiosete de barrio– y Rosa Gàmiz. Si te parece que alguno de ellos lo hace mal es muy posible que estés viendo la versión doblada al castellano por ellos mismos, que es de inferior calidad porque no eran dobladores profesionales.
También al guión le falta perfeccionamiento, sobre todo en la parte de Susana. El principio me parece demasiado acelerado ("–¿Quieres follártela? –Me voy a casar dentro de poco, tengo que empezar a trabajar en cuestión de minutos, no conozco a la chica de nada: ¡por supuesto!"), y también creo que habría sido más creíble hacer que la muchacha fuera de raza mora –que no necesariamente musulmana–, pues me parece realmente improbable que una chica con esas pintas se líe con un tío de familia y creencias estrictamente musulmanas. Lo del camarero gay cae en el tópico fácil y ordinario.
La historia funciona en su parte pasional, cuando se centra en la escabrosa vida de un Álex totalmente encoñado y bastante caradura.


Parecidos curiosos: a mí Álex Casanova me recuerda ligeramente a Gary Oldman; y la boca de Said Amel tiene una mueca similar a la de Arnold Schwarzenegger.