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Voto de Reaccionario:
2
19 de junio de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
O no tanto pero ahí lo dejo. Sea como fuere, la fórmula de mezclar teatro o cine con misterio, asesinatos y hasta terror es atractiva y poderosa, máxime cuando la ambientamos en el París de principios de los años treinta, 1932, en uno de esos hipnóticos escenarios de guiñol donde cualquier cosa puede suceder. De hecho, me viene a la cabeza algunos títulos con el gran Vincent Price de argumentos similares, "Matar o no matar, éste es el problema" (1973) o "Mansión sangrienta" (1974). Pues con estos mimbres Franck Ribière, no confundir con el habilidoso futbolista Franck Ribéry, elabora su prometedora película de raro título, "La mujer más asesinada del mundo".
Sin embargo, la prueba del algodón no aguanta ni quince minutos, momento en el que te convences de que estás viendo un auténtico rollo, es decir, una cosa deforme y mal hecha que carece de un desarrollo limpio, un grotesco y feo batiburrillo en el que cabe todo, mezclando géneros, tonos y personajes para acabar en nada. Es decir, que es una película muy francesa. El thriller, los asesinatos en sí, no tiene ninguna entidad y el drama de la protagonista parece un relleno claro para ocupar minutos y cerrar de algún modo la película. Luego descubrimos que Ribière se inspira en unos personajes reales a los que se dedica a homenajear. Pero no, aburrida, vacía y de mal gusto.
Sin embargo, la prueba del algodón no aguanta ni quince minutos, momento en el que te convences de que estás viendo un auténtico rollo, es decir, una cosa deforme y mal hecha que carece de un desarrollo limpio, un grotesco y feo batiburrillo en el que cabe todo, mezclando géneros, tonos y personajes para acabar en nada. Es decir, que es una película muy francesa. El thriller, los asesinatos en sí, no tiene ninguna entidad y el drama de la protagonista parece un relleno claro para ocupar minutos y cerrar de algún modo la película. Luego descubrimos que Ribière se inspira en unos personajes reales a los que se dedica a homenajear. Pero no, aburrida, vacía y de mal gusto.