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España España · Barcelona
Voto de Sémele:
7
Drama Narra la historia del activista gay Michael Glatze, fundador de la revista LGTB Young Gay Latina, que se "salvó" de su homosexualidad al dedicar su vida enteramente a la religión, convirtiéndose en un defensor del movimiento anti-gay. (FILMAFFINITY)
3 de febrero de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este drama basado en hechos reales plantea un dilema pocas veces visto en el cine: la renuncia a la homosexualidad de un hombre, activista pro derechos del colectivo LGTB, que se metió de lleno en la religión cristiana para hallar una "salida".

El director Justin Kelly apuesta por una película luminosa y atractiva, poniendo hincapié en las interpretaciones de unos actores entregados e implicados en la causa. La historia tiene muchísima miga, de eso no hay duda. Una mirada limpia, incluso neutra, con un ritmo pausado, nos permite ver este acercamiento a una persona que, alejándola de las etiquetas, se está buscando a sí misma mientras trata de encontrar su lugar en el mundo. Pero el miedo suele ser un pésimo consejero cuando toma el control o le dejamos tomar el control de nuestras vidas... tal vez ahí está el quid de la cuestión que se maneja a lo largo de todo el filme.

Michael Glatze (James Franco) tiene dos caras bien definidas en la película: el activista homosexual, director de una importante revista gay, cuyo principal trabajo consiste en ayudar a jóvenes que se sienten confundidos para que se acepten y puedan vivir su sexualidad sin ataduras de ningún tipo, y el pastor cristiano, cuyo trabajo es orientar a los jóvenes creyentes para que hallen el camino que les conducirá a la vida "eterna" dedicando sus esfuerzos a seguir a rajatabla la palabra de Dios.

Lo curioso es que el personaje principal, al que vemos angustiado la mayor parte del tiempo, despierta cierta curiosidad y hasta ternura, por sus razonamientos que huyen de la racionalidad para asentarse en la fe religiosa... Así vemos como Michael es capaz de "renunciar" a su antigua vida, como si la homosexualidad (o la heterosexualidad) fuera un trabajo, un amigo o una pareja, o un virus, que uno/una puede dejar en la cuneta, y emprender una huida hacia delante, hallando en la lectura de la Biblia un camino para orientar su nueva vida.

Quizá la mirada del espectador encuentre su referente en un sorprendido y después preocupado Bennet (Zachary Quinto), el novio de Michael, que ve con estupor como el chico, el amor de su vida, reniega de su historia de amor para emprender un camino diametralmente opuesto. Como Bennet, el espectador no tiene otra que observar hacia dónde le llevaran los pasos emprendidos por Michael, dispuesto a todo para hallar una respuesta a una situación personal que lo está azotando por dentro.

Lo cierto es que la película me resultó muy interesante, y más basándose en una persona real. No voy a entrar a juzgar si Michael hace o no lo correcto; la película no juzga en ningún momento, solo muestra. Cada uno puede sacar sus propias conclusiones y tener su propia opinión al respecto. Lo que a mí me pareció, y por eso escribo esta crítica, es que Michael, tal y como lo retrata el guión y el director, es un ser terriblemente angustiado, muy propio de nuestra sociedad moderna, que trata de encontrarse a sí mismo, huyendo de lo que cree que le está "perjudicando", y, azotado por un miedo desconocido, va dando pasos en una dirección para tratar de aplacar esta angustia.

El final nos da la pauta de que, a veces, el miedo juega con nosotros y nos convierte en su pelele. Una reflexión muy interesante la que ofrece esta película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sémele
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