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España España · Girona
Voto de uryenbg:
8
Ciencia ficción El profesor Vollmer dirige un equipo de investigación para predecir cómo será la sociedad del futuro. Para ello ha creado Simulacron, una simulación virtual del mundo real con personas virtuales dotadas de inteligencia, cuyas evoluciones estudia para fines científicos de predicción. Tras una situación inesperada, el experimento comenzará a mostrar inquietantes consecuencias: uno de los seres virtuales se ha infiltrado en el mundo ... [+]
29 de mayo de 2020
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han sido varios los grandes directores que han hecho incursiones en la televisión. Cada uno con su particular enfoque y su idea de lo que se podía hacer en la pequeña pantalla, encontramos los casos de Renoir, Rossellini, Pialat, Lynch más recientemente...
Con Fassbinder se puede establecer incluso un paralelismo con Ingmar Bergman, ya que ambos directores aprovecharon el formato televisivo para dar lugar a su obra quintaesencial. Berlin alexanderplatz y Fanny och Alexander, a parte de ser dos de las mejores películas que he visto nunca, encierran cada uno de los rasgos estilísticos, temas y obsesiones que sus respectivos autores desarrollaron en su carrera.

Antes de la monumental adaptación de la novela de Alfred Döblin, Fassbinder realizó otros proyectos para la televisión pública alemana de la época, Acht Stunden sind kein Tag y Welt am draht.
El cineasta alemán adaptó con esta última, una novela de ciencia ficción, Simulacron-3 de Daniel F. Galouye.
Welt am draht parte de la idea de un mundo artificial creado por científicos idéntico al nuestro. Una especie de simulación de la vida en nuestro planeta con personas y sentimientos, con la finalidad de crear predicciones de modelos de consumo en el futuro.

Todo esto le interesa más bien poco a Fassbinder, al menos a nivel de narración e intriga. En cambio, se centra más bien en el aspecto psicológico y filosófico de la propuesta, alumbrando ideas interesantes como la propia naturaleza de la vida humana (con alusiones a paradojas como la de Aquiles y la tortuga o Platón), así como en el concepto crítico de un mundo simulado controlado por intereses corporativos (la simulación se utiliza para predecir modelos de consumo, en vez de para evitar catástrofes ambientales o conflictos).

El director muniqués -que a principios de los setenta empezaba a forjar su estilo, pasando de sus ejercicios de estilo Brechtiano de finales de los sesenta, a los melodramas estilizados, donde surge la influencia de Douglas Sirk- firma aquí una película en dos partes con una premisa interesante y una puesta en escena apabullante. Se van acumulando escenas, casi siempre en ambientes opresivos y recargados por los rocambolescos decorados que encontraremos en sus películas. Son motivos constantes las ventanas, los espejos y reflejos que acentúan la dualidad de los personajes y del mundo en el que viven, así como los travelings circulares, los zooms o los primerísimos planos.

En el libro 'Solo quiero que me amen' *, encontramos un segmento en el que se cita a Alain Bergala y su concepto de "cine del acuario" para referirse al cine de Fassbinder y otros cineastas, en el que "se explora la situación comprimida de los cuerpos en un espacio cerrado".
El concepto cobra con Welt am draht un sentido aun más fascinante, ya que funciona no solo a nivel de las escenas en las que se va desarrollando la película, sino a nivel esquemático en comparación con la propia televisión, ¡recordemos que esta obra es un producto televisivo en el que se representa un mundo artificial a pequeña escala y controlado por intereses del estado!
Una película imposible de aprehender en un solo visionado y otro fascinante trabajo que nos legó Rainer Werner Fassbinder.

*Coordinado por Jesús Rodrigo García, segmento escrito por Fran Benavente y Glòria Salvadó, editoral Shangrila (2018).
uryenbg
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