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Voto de Jose:
7
6,5
253
30 de enero de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver una película japonesa y sobre gatos fue algo irresistiblemente suculento para mí. Sabes que no es una obra maestra del arte, pero sabes que quizá esté bien. Y nada más ni nada menos nos encontramos con una película muy afable, tierna, con una imagen cuidada y fresca y una música que cohesión muy bien todo el largometraje.
La historia es cíclica: la protagonista va alquilando gatos a varias personas, tras ello, aparece en el patio colindante al suyo un cascarrabias 'vejestorio' -tal y como lo llama la protagonista- que le hace recordar a Sayoko que desea casarse, pues se siente sola tras la muerte de su abuela, a quien recuerda con especial cariño, lo que aporta momentos nostálgicos y melancólicos a la película.
La historia es cíclica: la protagonista va alquilando gatos a varias personas, tras ello, aparece en el patio colindante al suyo un cascarrabias 'vejestorio' -tal y como lo llama la protagonista- que le hace recordar a Sayoko que desea casarse, pues se siente sola tras la muerte de su abuela, a quien recuerda con especial cariño, lo que aporta momentos nostálgicos y melancólicos a la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El final concluye con la aparición de un amigo de la infancia, con quien restablece un encuentro simpático que sirve para hacer un flashback sobre la infancia de la protagonista, quien siempre fue inusual. El final de la película acaba con el cartel que tiene puesto en su habitación con el objetivo de querer casarse, cayéndose.
Es una película tremendamente amable, muy cálida y confortable, que no quiere ser pretenciosa y tiene escenas muy tiernas -si ya de por sí el hecho de que haya multiplicidad de gatitos por todos lados es algo muy enternecedor- que hacen que te guste la obra. Es, siguiendo la línea de la industria fílmica japonesa, un largometraje que guarda esa peculiar esencia nipona, con sus excentricidades tan cercanas
Es una película tremendamente amable, muy cálida y confortable, que no quiere ser pretenciosa y tiene escenas muy tiernas -si ya de por sí el hecho de que haya multiplicidad de gatitos por todos lados es algo muy enternecedor- que hacen que te guste la obra. Es, siguiendo la línea de la industria fílmica japonesa, un largometraje que guarda esa peculiar esencia nipona, con sus excentricidades tan cercanas