Me ha parecido una película muy refrescante, no solo por lo descocado y descarado de sus historias y personajes, sino porque supone una incursión en el cine de culto, ese gran olvidado del cine español actual. "Cosmética terror" prescinde del encorsetamiento del cine que se hace en este país, donde se supone que todo tiene que ser a)un dramón (a ser posible con conciencia social), b)una comedia embutida de tópicos regionales o c)una coproducción con efectos digitales y actores norteamericanos. Esta peli no es ninguna de las tres. Bebe de la tradición del esperpento (Valle-Inclán forever) y el sainete, rescatando maneras de la comedia que nos son muy propias pero han quedado lamentablemente en el olvido. Es como una función de marionetas de Lorca puestas con anfetaminas, un "grand gignol" excesivo y soez (bendito revulsivo contra la corrección política) para esta época donde el hambre de fama instantánea crea monstruos y alucinaciones.
Si queréis pasar un buen rato viendo un ejercicio de serie zeta orgullosa de serlo, esta es vuestra película. Y si sois fans de John Waters, Mariano Ozores, Ze do Caixao, Santo el Enmascarado, Jess Franco y Marisol, os va a encantar. Si no lo sóis, os picará la curiosidad tras ver la película.
Y sí, dejo aparte a Almodóvar sin nombrar: ya es hora de que ampliemos el paladar y comprendamos que, en cuanto a lo camp y lo kitsch, hay muchos referentes más allá de la cita manida a Almodóvar (el cual, pobrecillo, lleva arrastrando el adjetivo "almodovariano" casi 40 años, cuando él poco tiene que ver con el discurso de su juventud). Fernando Simarro se instala en una nueva corriente de esperpento ibérico renovado, que espero que dé muchos frutos.