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Voto de Thug_Life:
6
6,6
687
Drama
Poético homenaje del director taiwanés a su ídolo, el realizador japonés Yasujiro Ozu, en el centenario de su nacimiento. Un delicado drama que hace referencias a los temas recurrentes del magistral autor nipón (la comunicación entre padres e hijos, el ritmo de la vida diaria, etc.). (FILMAFFINITY)
16 de junio de 2005
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primer película del último día del BAFF venía con el sello del taiwanés Hou Hsiao-Hsien. En este caso en particular y para que el que suscribe, es un gran handicap el hecho de no conocer prácticamente su obra anterior (a excepción de “Millenium Mambo”), y por tanto desconozco de donde procede y hacia donde camina su discurso.
“Café Lumiere” se nos presenta como un homenaje de este director a Yasujiro Ozu, debido al centenario de su nacimiento. Y esto es lo que es. Hsiao-Hsien dibuja un retrato de unos personajes tal y como Ozu lo hubiera hecho si todavía viviera. Para ello, los capta en un momento de su vida, nos lo presenta y los vuelve a despedir, sin saber que será de ellos. Así, en su puesta en escena rescata planos de “Cuentos de Tokio” o de “Buenos Días” y nos brinda una gran cantidad de tomas frontales y de encuadres a pie de tatami, tan habituales en el cine del maestro japonés. Obviamente no solo estéticamente, Hsiao-Hsien homenajea a Ozu, sino que “Café Lumiere” se centra en una temática que gustaba mucho a éste, como el desencuentro entre padres e hijos, con el tema del matrimonio entre las nuevas generaciones y un estilo de vida no aceptado por sus familiares. Los dos personajes principales del film son una chica, que investiga la vida de un compositor y un chico (interpretado por el versátil Tadanobu Asano) que complementa su trabajo en una librería con su pasión: grabar los sonidos de los trenes. Entre ellos se establece una relación extraña, entre la amistad y el amor pero que no explota en ningún momento, adaptándose al tempo sosegado del film con la incomunicación como foco de ella.
La mezcla entre las imágenes y la banda sonora conforman un cóctel hipnótico, un homenaje de un gran cineasta a otro. ¿Ha ido Hsiao-Hsien más allá del simple homenaje? Por lo visto creo que no, pero desconociendo la carrera de este director, puede que no esté en buenas condiciones para afirmarlo.
“Café Lumiere” se nos presenta como un homenaje de este director a Yasujiro Ozu, debido al centenario de su nacimiento. Y esto es lo que es. Hsiao-Hsien dibuja un retrato de unos personajes tal y como Ozu lo hubiera hecho si todavía viviera. Para ello, los capta en un momento de su vida, nos lo presenta y los vuelve a despedir, sin saber que será de ellos. Así, en su puesta en escena rescata planos de “Cuentos de Tokio” o de “Buenos Días” y nos brinda una gran cantidad de tomas frontales y de encuadres a pie de tatami, tan habituales en el cine del maestro japonés. Obviamente no solo estéticamente, Hsiao-Hsien homenajea a Ozu, sino que “Café Lumiere” se centra en una temática que gustaba mucho a éste, como el desencuentro entre padres e hijos, con el tema del matrimonio entre las nuevas generaciones y un estilo de vida no aceptado por sus familiares. Los dos personajes principales del film son una chica, que investiga la vida de un compositor y un chico (interpretado por el versátil Tadanobu Asano) que complementa su trabajo en una librería con su pasión: grabar los sonidos de los trenes. Entre ellos se establece una relación extraña, entre la amistad y el amor pero que no explota en ningún momento, adaptándose al tempo sosegado del film con la incomunicación como foco de ella.
La mezcla entre las imágenes y la banda sonora conforman un cóctel hipnótico, un homenaje de un gran cineasta a otro. ¿Ha ido Hsiao-Hsien más allá del simple homenaje? Por lo visto creo que no, pero desconociendo la carrera de este director, puede que no esté en buenas condiciones para afirmarlo.