Esta película ganó el Goya a la mejor dirección novel para Mariano Barroso y representó a España en el Festival Internacional de Cine de Berlín, en la sección Panorama, donde pasó desapercibida, sin pena ni gloria. El director procedía del mundo del teatro y de la realización televisiva y tanto Carlos Hipólito como Juanjo Puigcorbé se llevaron premios a su actuación en festivales menores.
Nos presentan una comedia en un triángulo amoroso entre 2 hermanos, pero a poco de comenzar, se transforma en el relato bíblico de Caín y Abel, con el hermano bueno y el hermano malo luchando por la misma chica.
El menor le ha quitado la mujer al mayor, que ha desaparecido durante diez años, y al cabo de este tiempo regresa, tratando de recuperar su sitio, pero teniendo muy presente que es como el hijo pródigo que vuelve aunque en este caso no hay padre que lo reciba y le devuelva todo de nuevo, pero sí un hermano que trata de hacer las veces de éste.

El film da bandazos de la comedia a la tragedia, pasando por el thriller, pero sin quedarse a un lado ni otro; le pasa como a los propios personajes, que no son ni buenos ni malos, aunque cada uno juegue en uno de estos bandos. En cuanto a la interpretación destaca Juanjo Puigcorbé por tener un papel más espectacular y agradecido, pero corre el riesgo de quemarse pronto a base de mucho prodigarse.

Bien la réplica de Carlos Hipólito. En el centro, como catalizador, Lydia Bosch, una mujer sensata, que se ha dado cuenta de lo que más le interesa y cambia de hermano, porque con Toni siempre corría peligro y Carlos en cambio es la seguridad. En definitiva, una película que te saca una sonrisa al acabar y se ve pronto y bien. Un 6,5.