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Voto de talktonight:
4
6,6
19.761
Thriller. Drama
Nueva York, 1988. La difusión de un nuevo tipo de droga ha traído una oleada de crímenes. En inferioridad de condiciones frente a las viejas y nuevas bandas de traficantes, la policía pierde por término medio dos agentes al mes. Bobby Green (Joaquin Phoenix), el encargado de un club de Brooklyn frecuentado por la mafia rusa, intenta mantenerse al margen del conflicto. Pero Bobby guarda un secreto: tanto su hermano, el teniente Joseph ... [+]
6 de abril de 2008
123 de 187 usuarios han encontrado esta crítica útil
Genéticamente, el hermano menor suele adoptar una postura más rebelde que el mayor, que suele ser el responsable. El menor tiende a una predisposición más de izquierdas, y el mayor de derechas, según estudios publicados (fíate).
Aquí Phoenix se debate entre su libertad o la corrección, esa molesta llamadita a la puerta del deber, donde detrás esperan la familia, los cargos de conciencia, el sutil remordimiento del que desea volar libre, pero no puede evitar sentir la losa de ese padre tan pesadísimo, aquí encarnado por Robert Duvall, figura que sin duda a más de uno le resultará familiar.
La cosa empieza prometedora (y no me refiero al magreo inicial a la Mendes, que también), pero se va desinflando progresivamente, hasta culminar en un chapucerillo final.
Regular y conservadora en su forma y en su fondo, el mayor mérito de este thriller policial es plasmar varias escenas de una enorme tensión e intensidad, brillantes. Pero se trata de momentos puntuales, y el tono general no resulta tan lúdico como debiera. Al menos no logra alcanzar ni de lejos el grado necesario de emoción y entretenimiento como para justificar un guión colmado de cagaditas al servicio del mismo.
Todo con una ambientación ochentera muy cuidada, aunque en mi opinión excesivamente enfática (algo muy habitual últimamente).
Phoenix sigue siendo uno de los actores más hipnóticos e interesantes y aquí lleva el peso del film con solvencia. Wahlberg carga con un personaje pésimamente definido.
No dudo que con un guión más preciso se habrían obtenido mejores resultados, aunque en ningún caso podríamos esperar una obra de arte (como alguno comenta). Se trata de una historia ya contada y con poca enjundia.
Aquí Phoenix se debate entre su libertad o la corrección, esa molesta llamadita a la puerta del deber, donde detrás esperan la familia, los cargos de conciencia, el sutil remordimiento del que desea volar libre, pero no puede evitar sentir la losa de ese padre tan pesadísimo, aquí encarnado por Robert Duvall, figura que sin duda a más de uno le resultará familiar.
La cosa empieza prometedora (y no me refiero al magreo inicial a la Mendes, que también), pero se va desinflando progresivamente, hasta culminar en un chapucerillo final.
Regular y conservadora en su forma y en su fondo, el mayor mérito de este thriller policial es plasmar varias escenas de una enorme tensión e intensidad, brillantes. Pero se trata de momentos puntuales, y el tono general no resulta tan lúdico como debiera. Al menos no logra alcanzar ni de lejos el grado necesario de emoción y entretenimiento como para justificar un guión colmado de cagaditas al servicio del mismo.
Todo con una ambientación ochentera muy cuidada, aunque en mi opinión excesivamente enfática (algo muy habitual últimamente).
Phoenix sigue siendo uno de los actores más hipnóticos e interesantes y aquí lleva el peso del film con solvencia. Wahlberg carga con un personaje pésimamente definido.
No dudo que con un guión más preciso se habrían obtenido mejores resultados, aunque en ningún caso podríamos esperar una obra de arte (como alguno comenta). Se trata de una historia ya contada y con poca enjundia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La policía es presentada como peleles inútiles.
Me sorprende el nepotismo descarado a la hora de repartir puestos de relevancia entre hijos. A Phoenix le dan un puesto como quien se saca un título de seis horas del INEM, y participa en la “misión especial”, por pura exigencia del guión, claro está.
El tiro en la mandíbula a Wahlberg a un centímetro de distancia también manda cojones; y que el sobrino ruso decida trabajar con Phoenix, sin que nadie sepa que es hijo de poli es tan improbable como necesario para la historia.
Lo mejor es que al final nos queda clara una cosa: posicionarse por el camino del “bien” y la corrección nos arrastra a una vida sin la tía buena, sin diversión y con amargura. Al fin y al cabo, el martirio es necesario para alcanzar la santidad, o el ser un buen hombre, según esa conservadora filosofía católica que subyace en esta historia. Esta es la lectura que yo hago de la peli, personal e interesada, aunque no la que se pretende (me temo).
Me sorprende el nepotismo descarado a la hora de repartir puestos de relevancia entre hijos. A Phoenix le dan un puesto como quien se saca un título de seis horas del INEM, y participa en la “misión especial”, por pura exigencia del guión, claro está.
El tiro en la mandíbula a Wahlberg a un centímetro de distancia también manda cojones; y que el sobrino ruso decida trabajar con Phoenix, sin que nadie sepa que es hijo de poli es tan improbable como necesario para la historia.
Lo mejor es que al final nos queda clara una cosa: posicionarse por el camino del “bien” y la corrección nos arrastra a una vida sin la tía buena, sin diversión y con amargura. Al fin y al cabo, el martirio es necesario para alcanzar la santidad, o el ser un buen hombre, según esa conservadora filosofía católica que subyace en esta historia. Esta es la lectura que yo hago de la peli, personal e interesada, aunque no la que se pretende (me temo).