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Voto de afrancesado:
7
5,1
15.880
Ciencia ficción. Fantástico. Acción
Un grupo de policías de Los Angeles se enfrenta a un misterioso asesino que descuartiza a sus víctimas con un salvajismo inusitado. Pronto, el jefe del grupo, el capitán Harrigan, descubrirá que su enemigo es un alienígena llegado a la Tierra con el único propósito de practicar la caza. (FILMAFFINITY)
19 de noviembre de 2009
119 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera "Depredador", pensada inicialmente para la serie B, consiguió elevar su categoría a película mainstream, y el resultado fue redondo, cada pieza funcionando como un reloj. Con una premisa tan "pulp" como "alienígena visita planeta Tierra para irse de caza mayor: boinas verdes, medalla de oro: Arnold Schwarzenegger" la película se ha convertido en un clásico imprescindible del cine comercial y de entretenimiento del bueno, prueba de ello son las miles de veces que la pasaron en la tele durante 20 años en horarios privilegiados, era una apuesta segura.
"Depredador 2" es de 1990, aquel año indefinido entre los 80 y los 90, imposible de apuntársela a ninguna década, pertenece por igual a ambas; lo mismo le pasaría a Desafío Total. Las secuelas por aquel entonces buscaban diferenciarse lo más posible de la original, vease Aliens, Terminator 2, Batman Vuelve, Parque Jurásico 2, etc. Lo peor que podían decir de una secuela es que era igual que la primera, no como estos tiempos de secuelas tipo Hellboy, Spiderman, X-Men, Piratas del Caribe, etc. en que cualquiera diría que cada secuela se parece más a la anterior.
Por eso "Depredador 2" apostó por la vuelta de tuerca, llevar a nuestro cazador interestelar favorito de la jungla a las calles de una megaurbe. Pero claro, había que exagerar un poquito el panorama, ya que el morbo era llevarle a una ciudad de EEUU, y no a Rio de Janeiro, Tijuana o Medellín. Así es que se apostó por un futuro cercano (1997) en que la ciudad de Los Ángeles es una olla a presión de crimen, violencia, batallas campales en las calles y señores de la droga.
Perdemos a Schwarzenegger como el trofeo estrella a cambio de Danny Glover (sin el bigote de Arma Letal), no tiene la fuerza y presencia de Arnold, le falta carisma sin duda, pero queda más a juego con el nuevo entorno urbano, es parte de la diferenciación respecto de la primera, para lo bueno y para lo malo.
Por supuesto de la mano del "diferente" iba el "más", una secuela no sólo tenía que ser diferente, también tenía que ofrecer más cantidad de lo que fuera. "Depredador" fue una película violenta, con unos breves pero impactantes momentos de cuerpos despellejados y colgados cual patas de jamón. Por esa fidelidad al "más" podemos decir que "Depredador 2" es una de las películas comerciales más violentas que se han hecho jamás, de hecho yo diría que es un punto de inflexión en ese sentido, los 80 supusieron una gradación creciente de violencia explícita en el cine comercial mientras que los 90 fueron totalmente cuesta abajo, cada vez menos violencia explícita, más patadas y disparos eso sí, pero poca o ninguna gota de sangre.
"Depredador 2" es de 1990, aquel año indefinido entre los 80 y los 90, imposible de apuntársela a ninguna década, pertenece por igual a ambas; lo mismo le pasaría a Desafío Total. Las secuelas por aquel entonces buscaban diferenciarse lo más posible de la original, vease Aliens, Terminator 2, Batman Vuelve, Parque Jurásico 2, etc. Lo peor que podían decir de una secuela es que era igual que la primera, no como estos tiempos de secuelas tipo Hellboy, Spiderman, X-Men, Piratas del Caribe, etc. en que cualquiera diría que cada secuela se parece más a la anterior.
Por eso "Depredador 2" apostó por la vuelta de tuerca, llevar a nuestro cazador interestelar favorito de la jungla a las calles de una megaurbe. Pero claro, había que exagerar un poquito el panorama, ya que el morbo era llevarle a una ciudad de EEUU, y no a Rio de Janeiro, Tijuana o Medellín. Así es que se apostó por un futuro cercano (1997) en que la ciudad de Los Ángeles es una olla a presión de crimen, violencia, batallas campales en las calles y señores de la droga.
Perdemos a Schwarzenegger como el trofeo estrella a cambio de Danny Glover (sin el bigote de Arma Letal), no tiene la fuerza y presencia de Arnold, le falta carisma sin duda, pero queda más a juego con el nuevo entorno urbano, es parte de la diferenciación respecto de la primera, para lo bueno y para lo malo.
Por supuesto de la mano del "diferente" iba el "más", una secuela no sólo tenía que ser diferente, también tenía que ofrecer más cantidad de lo que fuera. "Depredador" fue una película violenta, con unos breves pero impactantes momentos de cuerpos despellejados y colgados cual patas de jamón. Por esa fidelidad al "más" podemos decir que "Depredador 2" es una de las películas comerciales más violentas que se han hecho jamás, de hecho yo diría que es un punto de inflexión en ese sentido, los 80 supusieron una gradación creciente de violencia explícita en el cine comercial mientras que los 90 fueron totalmente cuesta abajo, cada vez menos violencia explícita, más patadas y disparos eso sí, pero poca o ninguna gota de sangre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Pero entremos en materia, cualquiera que haya visto "Depredador 2" seguro que tiene grabados en algún resquicio de su memoria más de media docena de momentos memorables. Puede creer que los ha olvidado, pero es cuestión de volver a echarla un vistazo, los recuerdos enseguida abruman.
La primera parte de la película tal vez ha envejecido mal, esas guerras callejeras con lanzagranadas contra la policía, reporteros sensacionalistas de por medio, Danny Glover en plan kamikaze con su coche (y presumimos que ganándose la admiración del depredador), televisión, ese cártel de jamaicanos locos del vudú, que tanto miedo daban a quien la viera de pequeño, etc. Todo bastante exagerado, paradigma del cine de acción del momento que tanto le gustaba el tema de las bandas callejeras e imbuirse de un futuro decadente, pesimista y en descomposición.
Pero todo esto no queda más que en una mera presentación y preludio de la segunda parte de la película, a partir del ataque al metro empieza una larga persecución entre el depredador y Danny Glover, que se alternan el papel de gato y ratón (genial el momento que Glover le dice "OK pussyface, its your move"). La película nos va regalando momento tras momento que cuando yo la vi de pequeño me marcaron profundamente, aquello era cine de acción del bueno, no era una peli cutre de videoclub sobre un monstruo matando a todo quisqui, había una artesanía, un mimo en los detalles, y un grado de sugerencia visual que era imposible apartar los ojos y dejar de pensar que nunca habías visto nada igual.
Me refiero a cómo le quita la columna vertebral a Bill Paxton y oimos el cuerpo desplomarse como un saco de patatas en las vias del metro, o perdona la vida a Maria Conchita Alonso por estar embarazada (qué gran detalle para explicar sin palabras cómo piensa y razona esa aparente bestia), cómo huye pisando el techo de los coches, el puñetazo de Danny Glover al reportero, cómo descubre la trampa en el matadero, parte por la mitad con un disco-boomerang a Gary Busey, como paran los aspersores, Glover le quita la máscara, "motherfucker", etc. etc. Incluso cuando nos dan un respiro, es oro molido, el depredador se cura el brazo amputado (con extravagancias rebuscadas de ciencia ficción de las que tanto gustaban antes) mientras la maruja está con la escoba preparada al otro lado de la puerta para arrear al intruso... Digan lo que digan, pelis así ya no se hacen.
En definitiva una película agradecida, que sabe dar más y más sin pedir nada a cambio, te trata como a un espectador privilegiado, se arrodilla ante ti con la única aspiración de entretenerte, de mimarte, exponente de una época dorada en que se sabía hacer buen cine de entretenimiento sin menospreciar al espectador.
Nota: 6,8.
La primera parte de la película tal vez ha envejecido mal, esas guerras callejeras con lanzagranadas contra la policía, reporteros sensacionalistas de por medio, Danny Glover en plan kamikaze con su coche (y presumimos que ganándose la admiración del depredador), televisión, ese cártel de jamaicanos locos del vudú, que tanto miedo daban a quien la viera de pequeño, etc. Todo bastante exagerado, paradigma del cine de acción del momento que tanto le gustaba el tema de las bandas callejeras e imbuirse de un futuro decadente, pesimista y en descomposición.
Pero todo esto no queda más que en una mera presentación y preludio de la segunda parte de la película, a partir del ataque al metro empieza una larga persecución entre el depredador y Danny Glover, que se alternan el papel de gato y ratón (genial el momento que Glover le dice "OK pussyface, its your move"). La película nos va regalando momento tras momento que cuando yo la vi de pequeño me marcaron profundamente, aquello era cine de acción del bueno, no era una peli cutre de videoclub sobre un monstruo matando a todo quisqui, había una artesanía, un mimo en los detalles, y un grado de sugerencia visual que era imposible apartar los ojos y dejar de pensar que nunca habías visto nada igual.
Me refiero a cómo le quita la columna vertebral a Bill Paxton y oimos el cuerpo desplomarse como un saco de patatas en las vias del metro, o perdona la vida a Maria Conchita Alonso por estar embarazada (qué gran detalle para explicar sin palabras cómo piensa y razona esa aparente bestia), cómo huye pisando el techo de los coches, el puñetazo de Danny Glover al reportero, cómo descubre la trampa en el matadero, parte por la mitad con un disco-boomerang a Gary Busey, como paran los aspersores, Glover le quita la máscara, "motherfucker", etc. etc. Incluso cuando nos dan un respiro, es oro molido, el depredador se cura el brazo amputado (con extravagancias rebuscadas de ciencia ficción de las que tanto gustaban antes) mientras la maruja está con la escoba preparada al otro lado de la puerta para arrear al intruso... Digan lo que digan, pelis así ya no se hacen.
En definitiva una película agradecida, que sabe dar más y más sin pedir nada a cambio, te trata como a un espectador privilegiado, se arrodilla ante ti con la única aspiración de entretenerte, de mimarte, exponente de una época dorada en que se sabía hacer buen cine de entretenimiento sin menospreciar al espectador.
Nota: 6,8.