En Mine 9 (2019), el director Eddie Mensore describe el duro, sucio y peligroso trabajo en las minas de carbón ubicadas en los Apalaches, Estados Unidos. Es un film sencillo que refleja apenas críticamente el peligro que enfrentan los mineros.

Por Nicolás Bianchi

Vapores, humo, tierra, suciedad. La atmósfera prácticamente irrespirable de la mina se trasluce en buena parte de la película de Mensore. Un grupo de trabajadores acciona perforadoras y excavadoras en distintos túneles mientras brotan algunas llamas azules y naranjas porque el metano comienza a aparecer. La tragedia se anuncia como un componente posible.

Fuera de la mina, sin cascos ni hollín en el rostro, los personajes se tornan más reconocibles. Zeke (Terry Serpico) preside una reunión informal, entre cervezas y algunas risotadas, en la que los mineros discuten sobre qué hacer con respecto a los problemas de seguridad que presenta la mina. Si hacen la denuncia inmediatamente se van a quedar sin trabajo. Gana la posición de los que quieren seguir con los turnos.

Aquí Mensore explicita los señalamientos que apuntalan a Mine 9. Los mineros deben jugarse la vida para ganar el sustento. Por medio de Zeke, el capataz, expresa la falta de inversión en seguridad y el recorte de personal que hace al trabajo más riesgoso. Los trabajadores, entonces, deben volver al peligro no por coraje o tozudez sino por necesidad. Como si estuvieran condenados.

No hay un villano visible en el film. La compañía que explota la mina en la que trabajan los personajes no tiene rostro, apenas una encargada de seguridad que parece estar un escalón por encima de Zeke, pero que no tiene gran poder decisión. Lo que los impulsa a los personajes al peligro es un sistema descompuesto. Carencia o riesgo de muerte son las opciones que tienen.

Con pocos recursos, ya que la película es de bajo presupuesto, Mensore recrea más que correctamente el interior de la mina. Los personajes, encerrados entre paredes de roca que pueden ceder en cualquier momento y fugas de gas, generan una sensación de asfixia que por momentos se convierte en desesperación. Entre el polvo, la falta de luz, las barbas, los cascos y los lentes en algunas escenas resulta un tanto difícil reconocer a los mineros.

Mine 9 es una película simple, chica, sin mayores pretensiones en su trama y su puesta. Si el objetivo era reflejar el trabajo duro y arriesgado de los mineros, y también su espíritu de familia, el film cumple.