Haz click aquí para copiar la URL
España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
4
Drama Cuando Colin Diamond, el dueño de un garaje, descubre que Liz, su mujer desde hace más de 20 años, va a dejarlo por un joven y apuesto camarero, sufre una crisis nerviosa. Cuatro amigos suyos deciden vengarse: secuestran al amante y lo encierran en una casa abandonada. A continuación lo someten a un peculiar juicio, pero Colin no es capaz de ser juez y, mucho menos, verdugo. La vida del camarero pende de un hilo. (FILMAFFINITY)
25 de abril de 2010
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para aquellos que disfruten con el cine teatral, en el sentido más puro del término, supongo que 44IC será una gozada: un puñado de grandes actores encerrados entre cuatro paredes -con pequeñas excursiones surrealistas- gritando y gesticulando en un no parar. Realmente están espléndidos, sobre todo Hurt y Winstone, uno de los pocos intérpretes capaces de transmitir más con un movimiento de ceja que la mayoría declamando Hamlet. Eso sí, imprescindible la versión original, sus voces son media película.

La cosa gira en torno a un ataque de cuernos: la mujer de Winstone se lía con un joven camarero. El pobre no sabe cómo se las gastan el marido de su amante y sus colegas, unos tipos malcarados, duros y retorcidos de cojones. Así que lo secuestran y comienzan a putearlo a base de bien, en plan ‘Reservoir Dogs’. Aunque el mayor suplicio para el cautivo, me temo, es el bombardeo de disquisiciones metafísicas acerca del amor, la muerte, las modalidades de penetración y hasta la melena de Victor Mature. Yo también estaba sufriendo con tanta pose y semejante fraseología.

Muchos plano-contraplano, muchos rostros desencajados y sudorosos, pero una historia que no da mucho de sí, porque todo es un mero pretexto para que los guionistas, por boca de los personajes, se explayen con algunas concepciones sobre la condición humana que harían parecer a las hordas de Atila nihilistas revolucionarios. Los actores se salen; puede que más de un espectador también.

Como las ostras, habrá quienes la vean con deleite y quienes tengan la sensación de estar comiendo mocos al limón. Yo no tengo muy claro dónde situarme, la verdad, pero me quedaré con la duda porque antes de volver a verla se me ocurren miles de cosas mejores que hacer…
Shinboneniná
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow