La cinta toca temas serios como la paternidad, la sexualidad y el amor, pero lo hace sin ningún tipo de profundidad o rigor, más bien, se aproxima a ellos con una mirada frívola y simplista.
El punto de partida del guión es disparatado, el enfoque de la paternidad desafortunado y, lo es más, el fin económico que obliga a sus protagonistas a moverse en ese plano.
Además, la trama queda enterrada bajo una pesada capa de amor romántico cuyo máximo credo se sustenta en el altar y el vestido de boda.
A pesar de contar con muchos y buenos actores como Marisa Paredes y Emilio Gutiérrez Caba, ente otros, ninguno consigue defender unos diálogos absurdos que los obligan a parecer perdidos en una narración que flota a la deriva.
No encontrarán cosas nuevas en esta película, excepto un cuidado vestuario que incluye una amplia selección de gafas de sol y vestidos pret a porter.