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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
4
Thriller. Drama Helen, tras recuperarse de un accidente casi fatal en una carrera de coches, descubre que está en bancarrota. Decide aceptar la invitación a la extravagante villa de su ex-marido (al que había tratado de asesinar debido a sus constantes infidelidades). Allí descubre que la invitación no la mandó Maurice, sino su nueva mujer Constance, que quiere convencer a Helen para que se una a ella en su plan de matar a Maurice. Pero las cosas salen ... [+]
28 de julio de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aviso para navegantes: Un tranquilo lugar para matar/Una droga llamada Helen no es un giallo, a pesar de que aparezca en una colección dedicada al ídem. Se trata de una vulgar película de intriga cuyo final se deduce a kilómetros de distancia. Es obra del estajanovista Umberto Lenzi, un tipo que maltrató todos los géneros sin ni siquiera inmutarse. Una corredora (?) de Fórmula 1 recibe una llamada de su ex, aunque en realidad es de la nueva esposa de su ex, para pasar unos días en su lujosa residencia de... ¡Palma de Mallorca! Eso es lo que tenían las co-producciones de la época. A partir de ese momento se suceden los polvos (¡uy, perdón!), los equívocos y los recorridos en yate a pleno sol, mientras la ex desbanca a la nueva y todos nos percatamos de la perversión del interfecto, que sin duda enarbola un diamante allí donde todos sabemos. La pareja protagonista es de traca: Carroll Baker, ya lejanos los tiempos de Baby Doll, que se ganaba la vida en Italia enseñando el culo, que tampoco era para dar saltitos de alegría, y Jean Sorel, un curioso remedo de Alain Delon, con demasiados dientes cuando sonreía, escaso talento interpretativo, por no decir nulo (¿Cómo iba a poder siquiera igualar el potencial perverso del ser que encadenó A pleno sol, Rocco y sus hermanos, El gatopardo y El silencio de un hombre, entre tantas?). Con música de cabaret barato, postales de Ses Illes y un morro que se lo pisaba, Umberto Lenzi ejecuta una película que en España tuvo mucho éxito por su componente sexual (?), pero que vista hoy te deja mas bien frío, tirando a gélido. Y encima salen Alberto Dalbés, carne de fotonovela, Hugo Blanco y Luis Dávila, un clásico de las co-producciones. Adecuada para tardes de canícula con aire acondicionado.
Eduardo
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