Una mujer ambiciosa consigue convertir en estrella a su hermana, pisoteando todo y a todos. Pero el amor siempre se impone... Previsible melodrama Warner, muy de la época, que en principio era un vehículo para Bette Davis. Lo rechazó y, dicen, luego se arrepintió. Eso nos permite gozar de una trabajada performance de la gran Ida Lupino, mujer de carácter combativo, directora cuando no se estilaba, y que, pese a no ser una belleza espectacular, transmitía una fogosidad que debió practicar durante numerosos idilios y tres matrimonios. A su lado, la jovencita Joan Leslie palidece, en un papel que jamás debieron adjudicarle. Contrajo matrimonio con un importante médico y se dedicó a criar a sus hijas gemelas. Dennis Morgan y Jack Carson se reparten el amor de la jovencita, pero ay, Lupino también bebe los vientos por Morgan, y además ha de pagar su falta de escrúpulos, estamos en 1943 y la moral aprieta. Dirige Vincent Sherman, un especialista en la materia, que al poco encadenaría suntuosos melodramas como Vieja amistad, In Our Time y El señor Skeffington. Todo es correcto, pero desprovisto de inspiración. La elegante fotografía de James Wong Howe, los violines de Heinz Roemheld, el lote habitual Warner. Sólo destaca, insisto, la energía de Ida Lupino, muy entregada al papel. Su visionado no molesta, pese al aroma a naftalina.