Aquí partimos de un argumento impropio para ver un film mínimamente interesante. Trama previsible, lineal, sin sustancia, y bastante asimilada por estos lares.
Los actores de esta película campean el temporal como pueden o más bien como saben, ya que aunque los registros que les tocan realizar son de personajes planos y con una psicología poco trabajada aunque si muy tratada, no aportan ningún tipo de matiz ni de aroma nuevo al tan requetevisto conjunto.
De todas formas, uno de antemano da por supuesto que no encontrará nada nuevo bajo el sol, así la cosa no se desploma del todo, o por no tachar al film de nefasto señalaré que origina un ligero entretenimiento, al mostrar una concepción de cine muy apta para servidor, por ser el epicentro de la historia, la típica mala malísima que se va quitando de en medio a todo el que ve a su paso.
Así, el padre de la protagonista no podrá enfrentarse a una hija que vuelve a su lado por ansias de poder, y que es capaz de echar en cara todo el pasado vivido con su padre con éste jugándose la vida. Una mente enferma que da para mucho. Una psique poco trabajada por contra.
Por lo general, la cinta se desenvuelve mal en este mundo, no aporta ningún tipo de condimento, resultando sosa de cara a la galería, contando con pocos apartados que resulten satifactorios a la hora de crear entretenimiento, o lo que es peor algo que sea digerible para cualquier persona que vaya en busca de algo potable.
Si esta afirmación es suficiente motivo para no verla, señalar lo plana que es, y su desenlace, al cual, como viene siendo habitual en estos telefilms, se llega de manera cuánto menos titubeante, en un final en el que se dice todo por boca de los protagonistas, y en el que el personaje de la madre observa,