Cuando ya no sepan qué hacer en televisión por la audiencia, se encargarán de poner juntos a un montón de malas bestias a matarse entre ellos, a ver quién queda vivo.
Es una película de acción muy sencilla (la idea se ha desarrollado mucho mejor en otras como “Los juegos del hambre”) que no inventa la rueda. Además, el protagonista no es conocido en nuestro país, sino que procede del circo de lucha americano. Como es de esperar, encaja bien como máquina chulesca de dar tortas, pero como actor no tiene precisamente el talento de Edward Norton o Natalie Portman.
Sabiendo lo que vamos a ver, a mí esta película me entretiene. Es una sucesión de muertes bestias, que recuerda a “Perseguido” de Arnold, pero un poco más realista dentro de lo que cabe. Se echa un buen rato, asumiendo que no es cine trascendente.
Tampoco es que sea un clásico de acción como los que hacían Arnold o Sylvester en los 80 y 90, pero da el pego mínimamente.