El cansino mito se vuelve "millennial" de mala manera

A estas alturas, me cansan ya mucho las adaptaciones del mito artúrico, porque lo hemos visto tantas veces que poco nuevo nos pueden aportar, sobre todo después de las buenas entregas de "Excalibur" y la que hizo Clive Owen en 2004.
Así que, de antemano, ya llego con prejuicios. Pero creo además que esta versión familiar y moderna, con niños como protagonistas, tiene un enfoque para un público de poca edad y aún más poca exigencia, que desde luego no me convence para nada. Podría colar como entretenimiento ligero, pero va a ser que no.
El personaje de Merlín me saca bastante de mis casillas con sus tonterías. Es muy cargante y estúpido, con esos movimientos esperpénticos que parecen sacados de la serie "The OA".
Luego tenemos a un grupillo de sabelotodos que siempre tienen la solución perfecta para todo, así por las buenas. Vencen a todos los monstruos, saben conducir (por el "Mario kart"), montan a caballo y hasta tienen una mesa redonda en su casa. Contra tales enemigos, Morgana tiene muy poco que hacer.
La música es mala y el humor (que por suerte no es excesivo en cantidad) aún peor.
Las escenas de aventuras están hechas con desgana, si las comparamos con todo el cine fantástico que hemos podido ver en las últimas décadas. Parece como si la hubieran hecho sin el más mínimo entusiasmo.
La verdad es que, mientras más avanza, más ridícula se va volviendo, con esa escena final en el colegio, incluyendo una arenga en plan "Braveheart". ¡Vaya despropósito!