Hay personajes recurrentes de los que el cine nunca se cansa de volver a contar su historia una y otra vez. Hablamos de Billy el niño, asociado a Pat Garret, y que siempre he pensado que posiblemente ha estado mitificado y que no era un niño tan bueno.
Pues hete aquí una expedición por el oeste, con Ethan Hawke a la cabeza, un Chris Pratt irreconocible y el "recluta patoso" como secundario y director de todo esto.
El enfoque es dramático y lento, diría que hasta de cine independiente. A lo mejor por eso, los lumbreras de la distribuidora en España decidieron ponerle un engañoso título parecido a la de Clint Eastwood.
La película tiene más charla insustancial que buena aventura. Quiere ser un drama sobre personajes, quedando el contexto del Oeste como algo secundario. A D'Onofrio le ha quedado una historia un poco aburrida, la verdad.
Es de esas en las que transcurren largos minutos sin que pase nada relevante, y eso que es bastante corta.
Hay varias ocasiones en las que parece que se va a poner interesante, pero bruscamente y poco después, el film vuelve a su inexistente ritmo, con diálogos que no me dan ni frío ni calor, teniendo en cuenta que nunca he sido un apasionado del género.
La trama del otro niño y la hermana no me dice nada. Sí que reconozco que el tramo final mejora un poco, pero no por eso la voy a salvar.
Sigo sin tener claro si Billy el niño era bueno o malo, pero yo lo que quería mientras la veía era que terminara de una vez este rollo.