Hacía tiempo que no me sorprendía tanto una trama de suspense como la de esta "Causalidad" y que no producía en mí tanta sensación de angustia y tensión un escenario como estos pasillos de una planta cualquiera de hospital en proceso de reforma.

Claudia es una mujer que, después de chatear durante un tiempo, queda con un médico para tomarse una copa, a la salida del trabajo de éste.

Él no aparece y, al mismo tiempo, una mano misteriosa le droga la bebida, lo que hace que termine en el citado hospital.

La atenderá Romina (magnífica Laura Novoa), la resolutiva jefa de enfermeras, para desaparecer poco después.

Ahí, siempre con la "visión en túnel" que implica un único plano secuencia, entre esos pasillos que antes eran un territorio familiar y rodeada/acechada por unos personajes que antes eran compañeros e incluso amigos y que ahora se han convertido en unos extraños, acompañaremos a Romina e intentaremos descubrir qué es lo que está pasando.

Cinta que mantiene realmente bien la tensión, que no desvela sus cartas demasiado pronto y que cuenta con algunas interpretaciones magníficas (aunque alguna no sea tan notable).

Respecto al uso de un único plano secuencia, por una parte ayuda a crear esa sensación de angustia que se produce en las dos protagonistas, pero en algunos momentos incluye algunos planos totalmente innecesarios por motivos técnicos (ese fondo de ascensor, que vemos demasiadas veces).

En la parte negativa, algunas interpretaciones no están a la altura y, como prácticamente cualquier trama criminal elaborada, si lo piensas bien, demasiadas cosas se podían torcer en el desarrollo del plan.

Pero, en resumen, es un título muy recomendable que consigue convertir una escenario cotidiano (nada de casas encanadas o fábricas abandonadas) en un laberinto de espejos donde nadie es lo que parece (o quizá sí).