Esta es una de tantas películas sin nombres de estrellas en su reparto (aunque Ed Harris tenga un papel secundario) y que, sin grandes campañas de marketing, pasan desapercibidas mientras se habla ad nauseam de otros títulos, a veces, no tan interesantes.

No es una obra maestra, ni es el argumento más original del mundo pero sí es una buena historia, bien contada y mejor interpretada.

Me ha gustado especialmente que, aún siendo una historia de perdedores, no se recree en un feísmo impostado ni cargue las tintas en los aspectos más oscuros o escandalosos del tema.

Como ejemplo una de las primeras escenas: un acto en un salón de un hotel del montón, ni bueno ni muy malo, simplemente un hotel de segunda con unas sillas y una tapicería que cualquiera puede reconocer.

Y una vez más, mención especial para los actores, especialmente los protagonistas: Rich Sommer y Clifton Collins Jr que merecerían jugar en las grandes ligas y sustituir ya a los sobrevalorados (y muchas veces sobreactuados) que todos conocemos.