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España España · Madrid
Voto de Naran:
7
Drama La historia relata gradualmente los problemas de una granja colectiva durante unos pocos días de otoño en los años de la Hungría post-comunista, observada desde la perspectiva de distintos personajes. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2010
82 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi primera vez con Béla Tarr y ha tenido que ser la de los 450 minutos.

No se puede hacer una crítica de semejante película; sólo esbozar pequeñas pinceladas de un inmenso puzzle entretejido por infinidad de pequeños detalles que no puedes perderte, lo que supone estar atenta a cada fotograma para seguir el hilo de una historia que ya de por sí es prácticamente inexistente. Y el esfuerzo que supone es mastodóntico.

Sátántangó nos cuenta la historia de seducción y tortura (¿voluntaria?) de una docena de campesinos de una granja de mierda húngara por parte del mandamás administrador y sus secuaces. Seducción, porque se dejan engañar con promesas vacías; tortura, porque cada intento de rebelión es sofocado por Irimiás (¿Jeremías?), el del pico de oro, que con un par de palabras hace sentir a los pobres campesinos como mierda indigna de manchar sus botas.

Detalles a destacar: La narración desde diferentes puntos de vista. La trampa del tratamiento de la luz interior y exterior. La riquísima fisonomía de los actores. El plano de las vacas, que será todo lo aburrido que queráis pero es una metáfora genial de esos infelices granjeros. El capítulo de la niña y el gato. La conversación entre Irimiás, Petrina y el Capitán. El plano de la basura volando y acompañando a los 3 villanos. El tratamiento del sonido en cada aparición del Doctor. La puñetera lluvia que ocupa un 80% del metraje y te cala los huesos. El peculiar humor húngaro, del que decir negro es poco. Lo bien que comen los ricos. Nuestro particular Satán, un tipo con buena planta, atractivo, poeta, profeta vocacional y que, además, cecea.

Tiene que ser una gozada no depender de exigencias comerciales, no tener que ceñirte a los 120 minutos que marca el guión y el productor y rodar lo que te salga de las narices porque tienes todo el tiempo y medios del mundo. Barra libre abierta (y no sólo de alcohol).

Un 7, un punto por cada hora de película. Es lo justo. Acabarla es el mayor reto, sólo para poder contarle a los nietos "yo vi una película húngara de 7 horas y media sin echar una sola cabezada". Y es cierto, hay testigos.

Al final van a acabar por volverme una gafapasta. Y lo que es peor, me acabará gustando.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Naran
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