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Cabo Verde Cabo Verde · Praia
Voto de AlvaroBravo:
6
Drama El íntimo escepticismo del señor R., símbolo de una burguesía acomodada que dispone de un trabajo seguro, un hogar confortable, mujer e hijos, estallará en una reacción brutal contra la disciplina cotidiana. (FILMAFFINITY)
28 de septiembre de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera película en color del prolífico director alemán Rainer Fassbinder cuenta con varias traducciones distintas a la que viene en la ficha, todas ellas incluyendo la palabra "Amok". El síndrome de Amok, traducido aquí como "ataque de locura", es, según la OMS: "Un episodio aleatorio, aparentemente no provocado, de un comportamiento asesino o destructor de los demás, seguido de amnesia o agotamiento. A menudo va acompañado de un viraje hacia un comportamiento autodestructivo, es decir, de causarse lesiones o amputaciones llegándose hasta el suicidio". Por ejemplo, varios tiroteos en escuelas han sido asociados, en parte claramente, a este síndrome.

El señor R., genialmente interpretado por Kurt Raab, se encuentra estancado en su trabajo, pasando desapercibido a la hora de ser considerado para recibir un ascenso, pero tampoco es algo que le importe demasiado. Se encuentra "sedado" debido a la sucesión de conversaciones tediosas, rutinarias y sin importancia de su entorno más cercano que no llegan a ninguna parte y a las comodidades a las que se ha acostumbrado.

R. no es mala persona. Ayuda a su hijo con los estudios y quiere a su esposa, aunque parece que esta se esté distanciando de él. La intención principal de la película es atacar a la burguesía y hacer que reaccionen ante la cotidianidad y el aburrimiento de sus vidas, por lo cual uno no puede empezar la película con la intención de ver el ataque de locura como punto central (o la escena inicial) de la película. Si se llama "¿Por qué le da el ataque de locura al señor R.?" será porque ese es el punto del film.

Fassbinder va creando una atmósfera de agotamiento mental a base de planos secuencia grabados con una cámara portátil de 16mm donde sólo hay diálogos, lo cual puede llegar a dar cierta sensación de amateurismo capaz de sacar de la historia a los menos dedicados. Aún con eso, no se hace para nada pesada y acaba siendo un interesantísimo estudio de la realidad.
AlvaroBravo
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