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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
6
Drama En 1915, Camille Claudel (Juliette Binoche) es internada por su familia en un asilo de enfermos mentales al sur de Francia. Ya no volverá a esculpir, pero espera siempre la visita de su hermano, el escritor Paul Claudel. Fue rodada en un manicomio, donde Binoche actuó rodeada de auténticos pacientes con problemas mentales. (FILMAFFINITY)
23 de noviembre de 2013
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la historia clínica de Camille Claudel, escultora francesa y heroína de su Nación, Dumont, _refiriéndose a informes médicos únicamente_, se circunscribe al corto lapso de tiempo de los tres días que nos narra sobre su vida.En apenas esas horas, internada en un manicomio demencial cerca de Avignon y contra su voluntad, Camille aguarda esperanzada la visita de su hermano Paul.

Esa espera se hace eterna y Dumont, se excede. Lo adelanto por si deciden seguir adelante llegado el primer cuarto de hora del metraje.

Largos y silentes planos secuencia nos muestran los quehaceres cotidianos de una artista confinada al ostracismo y al destierro de la bohemia de la época entre los muros de un convento. Juliette Binoche hipnotiza al espectador a través de la personalidad arrolladora de la escultora, antigua alumna de Auguste Rodin y más tarde amante. Binoche es capaz de contarnos cualquier sensación con sólo mudar la expresión de sus músculos faciales.Es perder el tiempo exaltar aún más a la actriz. La interpretación de Camille está a la espera de un torrente de premios que Binoche, recogerá de su parte.

Dumont es denso, profuso y si se pone, soporífero. Es muy digno el estudio del carácter psicológico del personaje protagonista. Pero la lectura social hecha de la época, simplemente es redundante. El personaje ya lo expresa. También muy loable la aproximación a la creatividad frustrada de una feminista, pero incomprensiblemente, Dumont liquida su prolífica vida de 30 años encerrada a los tres días durante los cuales espera a su hermano.

Es, además, una película glacial. Con una rigidez escénica llamativa _la mayoría de sus planos están rodados en el mismo corredor del claustro_. No hay banda sonora y eso sí le suma enteros. Es el viento mistral el que sopla violentamente y acompaña toda la proyección.

A golpes secos las piedras de los caminos inertes por donde deambulan estas locas tienen mucho más derecho a decir y a ser escuchadas que la pobre Camille Claudel.

Película hecha a medida del buen hacer de la actriz.
Valkiria
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