Primer largometraje de Liv Ullmann ("Infiel", 2000). El guión, escrito por Peter Poulsen y Liv Ullmann, adapta la novela "Mendel Philipsen og soen" (1932), del danés Henri Nathansen. Se rueda en estudio, con decorados de Peter Hoimak. Obtiene el Premio Especial del Jurado del Festival de Montreal y otros premios. Producido por Lars Kolvig, se estrena el 25-IX-1992 (Dinamarca).

La acción tiene lugar en Copenhague y en una localidad rural danesa no especificada, entre 1886 y 1907. Hija única de un matrimonio judío devoto y tradicional, Sofia rememora 20 años de su vida, prestando especial atención a los hombres que la han rodeado: el padre, el tío, el artista, el marido, el cuñado y el hijo.

Liv Ullmann sobresalió como atriz de teatro. Tras su debú en cine ("Persona", Bergman, 1966), alterna las actuaciones en la escena y en la pantalla. A comienzos de los 90 se inicia en la realización cinematográfica, que en 1992 da como fruto el film "Sofie". En él traza un vigoroso retrato de una mujer apasionada y luchadora, al que sigue otro retrato femenino en "Kristin Lovransdatter" (1995), su segundo film. En ambos casos se inspira en obras literarias de relieve. El relato se desarrolla a un ritmo pausado y constante, sin alteraciones. Se poya en una fotografía de gran sobriedad y en una banda sonora en la que se recogen fragmentos de músicos barrocos, románticos y contemporáneos, considerados clásicos (Bach, Schubert, Stravinsky...). Envuelve la acción en una atmófera bien construida que traspira sinceridad, realismo e intimismo. El relato se ajusta a los postulados de la estética clásica, que presta gran atención al equilibrio entre el fondo y la forma. La inspiración clásica de la realizadora se pone de manifiesto, ante todo, en el tema elegido: la vida de la persona humana. En este caso, la vida de una mujer, enmarcada en una familia compuesta por personas (el padre, la madre, las tías...) que conviven compartiendo la condición común de la normalidad. Se interesa, sobre todo, por sus ambiciones, alegrías, infortunios, sueños, placeres, retos, deseos, disgustos, etc. Las imágenes traspiran clasicismo por la atención que prestan a la figura humana, sola o en grupo; por la preferencia por las composiciones simétricas y las formas geométricas; por el orden al que se ajusta el dibujo y la distribución de los objetos; por la armonía de los juegos de color; y por la austeridad de formas y color. Muestra su preocupación por temas que guardan relación con los de Bergman: religión, fidelidad, adulterio, infancia, pintura, música, vejez, muerte, família.

La música aporta dos temas de gran belleza: "Tema de Hojby" (Hans-Erik Philip), dedicado a la pasión, y "El vals de Jonás" (Wolfgang Plagge), dedicado al amor conyugal. La fotografía, de Jörgen Persson ("Infiel"), combina numerosos planos fijos, con movimientos de cámara en grúa y desplazamientos pausados. La interpretación de Mynster es convincente dentro de un elenco que cumple bien.