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Intriga. Thriller. Cine negro
Roger Sartet ha sido encarcelado por asesinato, pero el clan siciliano dirigido por el venerable Vittorio Manalese lo libera. El objetivo de la banda es apoderarse de las joyas de una exposición que se celebra en Roma. Mientras preparan el golpe, Tony Nicosia, un amigo americano, sugiere que la mejor forma de hacerse con las piedras es asaltando el avión que las transporta hacia Nueva York. El tenaz inspector Le Goff intentará desbaratar sus planes. (FILMAFFINITY) [+]
12 de junio de 2009
26 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reputado polar francés realizado por Henri Verneuil (1920-2002), que obtuvo gran éxito en su momento. El guión, de Henri Verneuil, José Giovanni y Pierre Pelegri, adapta la novela “Le clan des siciliens” (1968), de Auguste Le Breton (1913-1999), autor de la novela “Rififi”. Se rueda en escenarios naturales de Paris (Orly), Roma (Fiumicino, Villa Borghese ...) y NY y en los platós de Franstudio (Saint-Maurice, Val-de-Marne, Francia). Producido por Jacques-Eric Strauss para Fox Europa y Les Films du Siècle, se estrena el 1-XII-1969 (Francia).
La acción dramática tiene lugar en Paris, Roma y NYC, a lo largo de unas pocas semanas del invierno de 1969. Vittorio Manalese (Gabin), natural de Sicilia, establecido y residente en Paris desde hace años y con deseos de regresar a su isla natal, tras la jubilación, es el jefe de una familia mafiosa compuesta por hijos, nueras, hampones a sueldo y colaboradores eventuales, que desarrolla actividades delictivas en Paris y otras localidades europeas. Monique Sartet (Volle), la hermana de Roger Sartet (Delon), detenido por asalto, robo y homicidio, ofrece a Vittorio Manalese un detallado plan para asaltar una exposición de joyas francesas en Roma. Le pide a cambio la liberación de Roger, al objeto de que pueda participar en la ejecución del plan y garantizar su éxito. Roger Sartet, de unos 25 años, es soltero, reservado, lacónico, hierático y frío. Vittorio Manalese, de unos 60 años, es experimentado, cauteloso, realista y práctico. Consciente de sus limitaciones, nunca se ha metido en operaciones mayores de las que podía dirigir y controlar personalmente. Pero los tiempos han cambiado, los golpes se han internacionalizado, las operaciones que se presentan son de mayor envergadura y la policía dispone de mayores medios. Sueña con un trabajo que le permita retirarse del negocio, retirar a los hijos y establecerse en una bonita finca agrícola y ganadera de Sicilia.
El film suma crimen, drama, policíaco y thriller. En busca del éxito, se contratan tres actores de gran popularidad, especialistas en el género, y de considerable tirón. El presupuesto permite rodear la acción de una atmósfera lujosa, confortable, moderna y brillante. La narración se desarrolla de manera similar a la del polar francés de moda en 1960-79. La intriga se administra con gradualidad, no faltan en ella giros y sorpresas y secuencias de intensa incertidumbre. Los diálogos, de José Giovanni, son rotundos, lacónicos, secos y espléndidos. Los planos se presentan cuidados y bien construidos. El estilo es realista, detallista, preciso, meticuloso, milimétrico, conciso y eficaz.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en Paris, Roma y NYC, a lo largo de unas pocas semanas del invierno de 1969. Vittorio Manalese (Gabin), natural de Sicilia, establecido y residente en Paris desde hace años y con deseos de regresar a su isla natal, tras la jubilación, es el jefe de una familia mafiosa compuesta por hijos, nueras, hampones a sueldo y colaboradores eventuales, que desarrolla actividades delictivas en Paris y otras localidades europeas. Monique Sartet (Volle), la hermana de Roger Sartet (Delon), detenido por asalto, robo y homicidio, ofrece a Vittorio Manalese un detallado plan para asaltar una exposición de joyas francesas en Roma. Le pide a cambio la liberación de Roger, al objeto de que pueda participar en la ejecución del plan y garantizar su éxito. Roger Sartet, de unos 25 años, es soltero, reservado, lacónico, hierático y frío. Vittorio Manalese, de unos 60 años, es experimentado, cauteloso, realista y práctico. Consciente de sus limitaciones, nunca se ha metido en operaciones mayores de las que podía dirigir y controlar personalmente. Pero los tiempos han cambiado, los golpes se han internacionalizado, las operaciones que se presentan son de mayor envergadura y la policía dispone de mayores medios. Sueña con un trabajo que le permita retirarse del negocio, retirar a los hijos y establecerse en una bonita finca agrícola y ganadera de Sicilia.
El film suma crimen, drama, policíaco y thriller. En busca del éxito, se contratan tres actores de gran popularidad, especialistas en el género, y de considerable tirón. El presupuesto permite rodear la acción de una atmósfera lujosa, confortable, moderna y brillante. La narración se desarrolla de manera similar a la del polar francés de moda en 1960-79. La intriga se administra con gradualidad, no faltan en ella giros y sorpresas y secuencias de intensa incertidumbre. Los diálogos, de José Giovanni, son rotundos, lacónicos, secos y espléndidos. Los planos se presentan cuidados y bien construidos. El estilo es realista, detallista, preciso, meticuloso, milimétrico, conciso y eficaz.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
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spoiler:
El desarrollo de la acción plantea temas de interés general, como las diferencias entre jóvenes y veteranos, la intuición y la experiencia, la bisoñez y la madurez, aspiraciones de ascenso social y profesional y deseos de jubilación. La lucha entre los dos polos glosa preocupaciones sociales del momento, dificultades de conciliación de los dos tipos de habilidades y el inevitable triunfo de uno de ellos sobre el otro. Verneuil no opta por lo más natural, sino por lo más sombrío.
Una fuente permanente de tensión viene dada por la persecución permanente de los pasos del clan por parte de un policía inteligente, esforzado, ambiciosa y efectivo, como es el caso del inspector Le Goff (Ventura), un sabueso vocacional, experto, resabiado y dolido por la muerte en una acción anterior de dos agentes a su cargo a manos del expeditivo y precipitado Sartet. Por lo demás el realizador extrae motivos de tensión y preocupación de la propia magnitud de la operación, los riegos que implica y el desplazamiento del asalto desde un escenario convencional previsto inicialmente a un escenario moderno de jets de última generación, grandes autopistas terrestres, controles aéreos y del tráfico de pasajeros de bajo nivel comparados con los actuales y un mundo en trance de globalización, diseñado con acierto, aunque con cierta ingenuidad, desde la perspectiva actual.
El mayor esfuerzo de producción en relación al habitual en este tipo de films; la presencia de 3 grandes actores de primera fila; el interés de la historia de Auguste Le Breton; los excelente diálogos de José Giovanni y una ambientación visual y sonora eficazmente sesentera, convierten a la obra en un trabajo interesante, entretenido, disfrutable y absorbente, que se ve con agrado y se recuerda con satisfacción. Pese a todo, no alcanza la categoría extraordinaria de “Rififi” (Dassin, 1955), “El samurai” (Melville, 1967), “El círculo rojo” (Melville, 1970), etc.
La banda sonora, de Ennio Morricone (“El bueno, el feo y el malo”, Leone, 1966), ofrece una partitura variada, rítmica y rápida, con profusión de percusión, que subraya la tensión y la intriga. La fotografía, de Henri Decaë (“El samurai”, Melville, 1967), en panavisión y color, mueve la cámara en travellings y zooms abundantes, de acuerdo con la costumbre de la época, que hoy nos parece excesiva. La narración visual es detallada, precisa y minuciosa. Se complace en diferenciar visualmente y psicológicamente a los personajes secundarios que ocupan temporalmente el centro de atención (azafata de Orly, Sra. Evans...). Observa la acción desde una cierta distancia con apoyo frecuente del teleobjetivo.
Una fuente permanente de tensión viene dada por la persecución permanente de los pasos del clan por parte de un policía inteligente, esforzado, ambiciosa y efectivo, como es el caso del inspector Le Goff (Ventura), un sabueso vocacional, experto, resabiado y dolido por la muerte en una acción anterior de dos agentes a su cargo a manos del expeditivo y precipitado Sartet. Por lo demás el realizador extrae motivos de tensión y preocupación de la propia magnitud de la operación, los riegos que implica y el desplazamiento del asalto desde un escenario convencional previsto inicialmente a un escenario moderno de jets de última generación, grandes autopistas terrestres, controles aéreos y del tráfico de pasajeros de bajo nivel comparados con los actuales y un mundo en trance de globalización, diseñado con acierto, aunque con cierta ingenuidad, desde la perspectiva actual.
El mayor esfuerzo de producción en relación al habitual en este tipo de films; la presencia de 3 grandes actores de primera fila; el interés de la historia de Auguste Le Breton; los excelente diálogos de José Giovanni y una ambientación visual y sonora eficazmente sesentera, convierten a la obra en un trabajo interesante, entretenido, disfrutable y absorbente, que se ve con agrado y se recuerda con satisfacción. Pese a todo, no alcanza la categoría extraordinaria de “Rififi” (Dassin, 1955), “El samurai” (Melville, 1967), “El círculo rojo” (Melville, 1970), etc.
La banda sonora, de Ennio Morricone (“El bueno, el feo y el malo”, Leone, 1966), ofrece una partitura variada, rítmica y rápida, con profusión de percusión, que subraya la tensión y la intriga. La fotografía, de Henri Decaë (“El samurai”, Melville, 1967), en panavisión y color, mueve la cámara en travellings y zooms abundantes, de acuerdo con la costumbre de la época, que hoy nos parece excesiva. La narración visual es detallada, precisa y minuciosa. Se complace en diferenciar visualmente y psicológicamente a los personajes secundarios que ocupan temporalmente el centro de atención (azafata de Orly, Sra. Evans...). Observa la acción desde una cierta distancia con apoyo frecuente del teleobjetivo.