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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
6
Drama Mientras se dirige a Coaltown en plan de efectuar el funeral de Olga Treskovna (Alida Valli), el agente de prensa, Bill Dunigan (Fred MacMurray), va a recordar los hechos que antecedieron a este insuceso, durante el cual ocurrirá lo que muchos recordarán como "El milagro de las campanas". (FILMAFFINITY)
13 de agosto de 2006
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producción en b/n de la RKO, dirigida por Irving Pichel ("El malvado Zaroff", 1932). Se basa en la novela homónima (1946) de Russell Janney. Se rodó en Glen Lyon, Plains y Wilke-barre (Pensilvania, EEUU). Producida por Jesse L. Lasky, se estrenó el 27-III-1948.

La acción principal tiene lugar en Coaltown, pequeña población minera de Pensilvania, en 1947. Narrada en flashbacks, relata la historia de Olga Treskovna (Alida Valli), nacida en Polonia, que creció en Coaltown y se abrió camino en el mundo del espectáculo y del cine gracias a la ayuda de William "Bill" Dunningan (Fred MacMurray), que se enamora secretamente de ella. Por indisposición de la actriz titular, asume la interpretación en cine del papel de Juana de Arco, pero el esfuerzo que realiza pone de manifiesto que padece una tisis irreversible. Consciente de ello, encarga a Bill que le dé sepultura en Coaltown junto a sus padres.

La película se enmarca en el conjunto de producciones de confesionalidad católica que Hollywood realizó en la Posguerra, como "La canción de Bernadette" (1943), "Siguiendo mi camino" (1944), "Las campanas de Santa María" (1945) y otras, de clara intencionalidad apologética, de fuerza dramática menor y de amor sin sexo. La película, que es una obra de cine en el cine, tiene el interés de ofrecer la excelente representación que Alida Valli hace de la escena del sacrificio de Juana de Arco en la hoguera. Otros alicientes del film son las interpretaciones "a cappella" de la versión en polaco (Valli) y en inglés (Sinatra), de "Ever Homeward", canción popular polaca. La película, amable, sensiblera y dulzona, viene a demostrar que siempre, incluso en las peores circustancias y para los más desafortunados, es posible la esperanza. El mensaje no insta a trabajar por la esperanza: para que las cosas cambien, la sociedad mejore y los ciudadanos sean más tolerantes y solidarios. Es destacable la escena de amistad y de amor del restaurante chino en Nochebuena.

La música ofrece variaciones del tema central, que evoca optimismo y espiritualidad. La fotografía, de Robert de Grasse ("Bodyguard", 1948), mueve la cámara con precisión, crea composiciones de gran fuerza (escenas en la estación de Nanticoke), construye composiciones muy sugerentes (imagen de Valli/Juana de Arco que aparece y desaparece entre el humo de la hoguera). El guión, en el que intervino Ben Hecht ("Scarface", 1932), asocia calidad técnica con propaganda confesional más clara que explícita. La interpetación de Valli alcanza momentos culminantes, mientras la de MacMurray queda por debajo de sus cualidades. La dirección, a cargo de un profesional de corta trayectoria y habilidades limitadas, imprime a la obra un aire general mediocre, con destellos puntuales de buen cine.

La película formó parte de un experimento de cine confesional católico, de tono amable, que fracasó. Dio paso a obras históricas de inspiración cristiana interconfesional, como "Quo Vadis" (1951).
Miquel
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