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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
6
Drama París, 1942. Durante la ocupación nazi, el charcutero Edmond Batignole (Gérard Jugnot), un hombre tímido y de carácter más bien débil, se convierte en proveedor oficial del ejército alemán gracias a Jean-Pierre, el novio de su hija, un colaboracionista que delata a los judíos. Cuando los Bernstein, vecinos de los Batignole, son arrestados y sus bienes confiscados, el piso que ocupaban es cedido a los Batignole. Un día, mientras ... [+]
4 de marzo de 2006
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida, coescrita y coproducida por Gérard Jugnot, protagonista de la obra. Se rodó en exteriores de Morteau, Bizot y Gras (Franco Condado, Francia) y en estudio. Obtuvo el César al mejor actor revelación (Jean Paul Rouve). Se estrenó el 6-III-2002.

La acción principal tiene lugar en París a partir del 15-VII-1942. Narra la historia de Edmund Batignole (Gérard Jugnot), un modesto charcutero francés, que vive con la familia (esposa, hija y novio de ésta) en la reducida trastienda del comercio que regenta, combinando ansias de supervivencia y tranquilidad con el clima de intimidación que imponen las fuerzas de ocupación. Gracias a su futuro yerno, escritor mediocre, colaboracionista de los nazis en la persecución de judíos, tiene la oportunidad de servir banquetes a los oficiales nazis y conseguir sustanciosos ingresos y beneficios extras. Su vida sufre un vuelco inesperado, cuando el hijo de uno vecinos judíos deportados, Simon Bernstein (Jules Sitruk), le pide refugio y protección.

La pelícua, dividida en dos partes, ofrece una descripción de la ocupación, sus protagonistas, métodos, veleidades, caprichos y de la crueldad con la que llevan a cabo detenciones masivas de judíos franceses. Los hechos que se exponen, aunque conocidos, no dejan de ser desoladores y perturbadores. Por otro lado, la obra ofrece una referencia superficial, evasiva y caricaturesca de la realidad del colaboracionismo, encarnado en Pierre Jean Lamour, incompetente, miserable y patético. En un tercer nivel se sitúa Edmund Batignole, ingenuo y de limitadísima inteligencia, interesado, enemigo de los compromisos y de los riesgos. Su comportamiento descontrolado aporta motivos adicionales de hilaridad. Cuando se cruza en su camino el pequeño Simon, listo, avispado, locuaz y manipulador, se entabla entre los dos una prolongada lucha de poder a poder (lo más interesante del film), de la que el niño sale vencedor una y otra vez.

La música es de aire festivo y alegre. Subraya la comicidad de la obra, la ingenuidad infantil de Simon, las inquietudes de Batignole, su exagerada hiperactividad y su incapacidad para resolver los enredos en los que se ve envuelto por debilidad e imprevisión. La fotografía es clara y rica en matices. Los tonos oscuros y sombríos de la primera parte estallan en un luminismo exultante hacia el tramo final del metraje. El guión opta por sazonar la crudeza de los hechos y la emotividad de los mismos con un exceso de amabilidad, dulzura y comicidad. Como consecuencia de ello la comedia prevalece sobre el drama. La interpetación de Jugnot es convincente y la de Jules Sitruk sobresaliente. La dirección, deudora de "La vida es bella" (1998), de Roberto Benigni, envuelve el drama en recursos empalagosos, gratos al público, cuyo favor persigue.

Película anterior a "Los chicos del coro" (2004), con la que comparte actor protagonista y guionista. Interesante y entretenida, aunque su opción por la dulzura y la comicidad le resta intensidad y emoción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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