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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
5
Drama Julia es una mujer que se dedica a la medicina informal, todo para sostener a su marido y a sus dos hijos. Un día su marido le abandona y todo su mundo se derrumba. El casero la obliga a abandonar la casa. Pero el coraje que siente dará paso a la venganza... (FILMAFFINITY)
1 de abril de 2006
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Arturo Ripstein ("La perdición de los hombres", 2000), se rodó en Méjico con un presupuesto de 600 mil dólares. El guión se inspira en la versión de Séneca de la figura mitológica de Medea. Ganó el FIPRESCI y el Premio del Jurado del Festival de la Habana, el premio al mejor director del Festival de Ginebra y el premio a la mejor actriz del Festival Latinoamericano. Se presentó en la sección Zabaltegui de San Sebastián. Se estrenó el 1-I-2000.

La acción tiene lugar en Méjico en 1998/99 a lo largo de algo más de un mes. Narra la historia de Julia (Aracelia Ramírez), madre de una niña y un niño de corta edad, a la que el marido, Nicolás (Luis Felipe Tovar), ha abandonado por otra más jóven. Para sacar adelante a los hijos se dedica a prestar servicios de medicina alternativa, hacer curas de todo tipo y practicar abortos, en una pieza del sótano de la casa. Mientras llora su desgracia, concibe un plan de venganza.

La película se desarrolla en forma de melodrama desaforado. Los sentimientos de desgarro de Julia, y de autoexculpación de Nicolás, se exponen mediante largos monólogos, que recurren a expresiones desmesuradas y monótonas. Los diálogos entre Julia y Adela (Patricia Reyes Spindola), su madrina, y entre Julia y Nicolás, son reiterativos y grandilocuentes. El ritmo cinematográfico y las formas de la narración fílmica se ven alterados por la artificiosidad de los monólogos y diálogos. El coro griego original es sustituído por un grupo musical popular, llamado "Anselmo Fuentes y sus muchachos", que explica con sus canciones el desarrollo de la acción. A veces se les ve en el televisor y en ocasiones acuden personalmente al plató. La estética de la casa de Julia, del casero, la Marrana (Ernesto Yáñez), y del patio de vecinos, es marcadamente lúgubre, decadente y claustrofóbica. Las paredes tienen desconchados y manchas de humedad; los muebles son arcaicos; las puertas presentan despintes y oxidaciones que denuncian años de abandono.

La música original hace uso de una bonita orquesta de viento y percusión que da profundidad a los sentimienos dramáticos del relato. Las canciones del trío vocal, con acordeón, guitarra, maracas y voz, reproducen los aires populares mejicanos. La fotografía, filmada en formato digital, resalta el predominio abrumador de los fondos y las luces de color amarillo/crema, que amplían los sentimientos de opresión. La cámara, siempre ágil, se mueve a veces en travellings de cámara subjetiva, que reproducen el punto de vista de un personaje. Abundan los planos secuencia. La interpretación apela a sobreinterpretaciones verbales, visuales y gestuales, que se mantienen, con alguna interrupción, a lo largo del metraje. La dirección construye una narración de gran deramatismo, que evita sutilezas y sacrifica la elegancia en favor de las formas propias del desagarro emocional primario y telenovelesco.

Película destinada al sector del público amante de emociones ruidosas, simples y directas.
Miquel
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