Tan provocadora como oportunista, es una mezcolanza de géneros populares, combina el fantástico-satánico, el gore, el exploitation, la comedia erótica o cine picaresco, el policial duro de los 70, etc.
Lo peor: es sórdida, machista, homofóbica, tiene un regodeo en las escenas de violencia sexual que admiraría el propio Gaspar Noe. Sobre todo con la primera y la cuarta víctima.
Que no sigue su propio esquema, se supone que entre todo es un alegato contra las drogas (ponele) ya que a las primeras tres víctimas las condena el hecho de aceptar drogas de parte de Carlos, el Gato, pero la cuarta no, y toda esa escena es como salida de otra película diferente, otro tipo de exploitation.
No sé si fue parte de la auto parodia pero llamar a Noé Murayama a sus 58 un hombre muy guapo, era más un albur que otra cosa. Sí había sido atractivo en su juventud.
Lo mejor: es absolutamente autoconsciente, su humor negrísimo, yo la calificaría como una comedia sórdida y provocadora, casi como esos chistes que generan risa o indignación.
Todas las escenas donde sale Ana Luisa Pelufo, como un diablo personificado en una señora de más de 50 años con ropa y maquillaje de vedette lanzando rayos por los ojos, en uno de los efectos especiales más risibles que he visto en mi vida, incluso los rayos ni siquiera salían parejo de los ojos de lo mal editados que estaban.