Me planteo esta película sin ningún fondo moral. Puede que haya una intención aleccionadora pero prefiero pasar de esa intención, si es que realmente existe.

Me quedo con el papel de Tony Leblanc como el padre que no quiere frustrar los sueños de sus hijos, como el padre soñador más aún que sus hijos, porque de eso trata la película, no de timos. También me quedo con el papel de la madre, que no es que desee cortar las alas a los sueños de sus hijos, sino que ve el mundo de una manera más real, y más real significa que los sueños tienen un lugar muy reducido en el devenir de la vida.

Una película hecha con mucha profesionalidad y con un gran trabajo por todos los que aparecen. Simpática y si se quiere previsible pero aún así muy entretenida.