Van Jonhson nos presenta a un policía enamorado de su profesión. Un policía metido en un proceso investigador acerca de la muerte a tiros de un compañero. El cine negro no es sólo crimen, es más, debe ocuparse del dolor de los familiares, compañeros y amigos; del drama consiguiente; de una investigación intensa y de la personalidad de unos y otros, sin tomar partido, o tomándolo si es el caso para callar bocas. Aquí nos encontramos cómo afecta el trabajo en la vida privada de los policías, cómo la edad mina la capacidad de un buen detective y cómo los jóvenes deben aprender porque los criminales lo tienen todo aprendido.

Es una excelente película sin más, con acción escueta pero emocionante, incluso novedosa, algunos detectives privados desearían ser cómo Humphrey Bogart y salir airoso con sus clientes, pero la realidad no suele ser lo deseado. Las interpretaciones son perfectas, hacen que los personajes nos sean indispensables, reflejando sentimientos y esperanzas entre tanto engaño y violencia. A tener en cuenta por los aficionados a este género que siempre da lo que promete.