El hombre del maletín, efectivamente, lleva un maletín. Es un maletín de cuero, marrón, con una tralla de impresión porque no para de viajar de un sitio a otro según se le requiere. El hombre es McGill, un ex agente de la CIA.
Para conectar con esta serie hay que conectar con él, con Richard Bradford. Hay que acostumbrarse a él. Su personaje es el de un tío duro, pendenciero y no perdona ni un chelín.
Como se la jugaron los de la CIA se dedica a detective particular. McGill reside principalmente en Londres. Como otras series inglesas de aquellos tiempos es curioso ver un Londres de tráfico muy desahogado, con las calles limpias y, a veces, la ciudad da la extraña impresión de estar despoblada. No faltan los caballeros con paraguas vigilando desde una esquina, los bobbies, los taxis negros enormes y los autobuses rojos de dos pisos.
La serie es dramática y de acción. Los episodios son de unos 50 minutos, están doblados en sudamérica, y si alguien quiere saber lo que McGill lleva en el maletín lo pongo en el spoiler.