Cine negro de novela negra por episodios con trasfondos sociales a lo largo de la historia de nuestro país, en este caso de la primera entrega es la quiebra de Sofico, una empresa que se llevó por delante capital ajeno, y podíamos añadir que de las primeras en dar el pistoletazo de salida a los miles de casos que después han estado llegando de quiebras y timos inmobiliarios.

Sobre el humor de la película sería cuestionable porque el jeta de Teddy Bautista realiza un trabajo penoso y no cae simpático precisamente, pero es parte del trabajo pues representa un detective pasado de rosca. El caso es que su expresividad es un contrasentido continuo a lo que se va rodando. No es cierto que su falta de valía como actor fuera un valor añadido para dar a entender la incapacidad del personaje para estabilizar su vida, y sencillamente compararlo con clásicos detectives del cine negro es ilusorio por la sencilla razón del carácter.

Teddy Bautista es un ladrón que debió de sacar de esta película la idea de hacerse con dinero a espuertas sin pegar ni chapa. Teniendo la principal cualidad para ello, la falta de escrúpulos, nada más consiguió el correspondiente nombramiento de presidente del SGAE, se empeñó en que la gente no escuchara música sin soltar pasta para su causa, y así estuvo ejerciendo de mafioso mientras pudo.

Aún así la película cuenta con acción distraída y personajes variados que van saliendo al paso, más un guiño muy bueno a French Connection.