Lo primero tener una hermana gemela y ser totalmente idénticas.
Es aquí cuando el guión puede pecar de algo presuntuoso.
Entonces la suplantas y ocupas su vida, tanteando el terreno primeramente.
Pero... ¿Puede Karl Malden, un sargento de policía veterano, con un expediente lleno de éxitos, perspicaz a tope –como demostró en Las calles de San Francisco años después junto a Michael Douglas- no advertir que la mujer que tiene delante es en realidad la mujer con la que quería casarse, su hermana gemela? ¿Tan idénticas eran en todo su físico a la vista?

Así debe ser porque nadie se entera.
Aceptando ese hecho, la peli es buena porque resulta interesante cómo la suplantadora tiene que ir salvando los obstáculos que se le van presentando ya que no tenía ni idea de la vida que llevaba su hermana. Ni conocía el servicio, ni sus amistades, ni la mansión… Ni a su amante.

Y una buenísima oportunidad de ver a ese eficaz Karl Malden en uno de los papeles que mejor le van, el de poli, con una mirada dura e inquisitiva que se caga uno en los calzoncillos.