Un hombre piensa en sus cosas mientras toca el piano y es interrumpido bruscamente. Ha dejado de pensar. Cierto que el enfoque de la trama no es suficiente para crear una atmósfera intrigante y peligrosa pero no se debe a la dirección que bastante hace con lo que hay. Si el guion no va muy allá al menos sí nos llevan lejos en el escenario de los hechos: al parque natural del Glaciar en Montana, un lugar retirado pero lleno de gente y con un gran hotel.

El inicio violento se transforma en un tono romántico de aventura en espera del desenlace, todo transcurre en un ambiente recogido que el señor King consigue dirigiendo con efectividad, con buena fotografía y con diálogos rápidos y certeros. Tampoco descoloca mucho el par de incidentes que sufren los clientes pues se acoplan con lógica suficiente. La presencia del guardabosque enlazando con los demás personajes está bien cuidada, lo único que me ha descolocado es que me he dado cuenta que William Bendix está doblado por quien dobla al sheriff Wiggum de los Simpsons, y ya no me lo he podido tomar muy en serio.

Nieves traidoras no tiene cotas auténticas de suspense, no obstante no es tan mala y Víctor Mature, un actor que no sé quién fue el envidioso que le colgó el sambenito de mediocre, cumple como siempre, sin florituras y con su aire extraño. Es una película que ha buscado el acostumbrado giro argumental dentro de un guion sencillo, intentando resolver las secuencias más comprometidas lo mejor posible.