No es exagerada la nota que le adjudico a la película porque me ha encantado, es posible que esperara algo de menos nivel. El caso es que ha sido una auténtica sorpresa volver a ver a Trevor Howard de malvado ser, ladino y calculador, en este caso de traficante. Está en Francia -está en todos los sitios, pero nadie da con él- y enviará heroína vía Grecia, un pequeño rodeo para despistar. También a Victor Mature que se mueve como pez en el agua en el cine negro. Irá tras Anita que es la liebre en esta carrera por Europa para dar con el escurridizo mafioso.

Policía internacional tiene un empiece de auténtica categoría y es de antes, no de ahora. Después ya no decae hasta que caiga el telón. Y de un asesinato pasas al garito obligado donde la rubia canta un temazo que te embriaga y más al policía Victor Mature que bebe tristemente. Si alguien se acerca, se la carga, por interrumpir sus agrios sentimientos. En cada escenario, un pueblo y un muestrario logradísimo vecinal, paseos turísticos para el espectador pero para el policía, nada más que trabajo y carreras hasta por los tejados. Trabajo le dan los contactos del mafioso, desde el cojo hasta el cara cortada, pero la pieza mayor para cazar al pez gordo es Anita por derecho propio. Se sigue el film con interés, el mismo que tiene la Interpol de atrapar al misterioso Trevor Howard.