Dentro de la filmografía sobre los agentes secretos del Tesoro de los EEUU, esta Línea secreta es un nuevo ejemplo sobre la persecución de los falsificadores de moneda. Para el Estado, falsificar billetes no sólo se trataba de un crimen, si no de un auténtico sabotaje, ya que ponía en peligro los firmes cimientos del dólar americano.

Esta serie de películas empiezan con una teórica de estilo documental para poner en antecedentes, pasando enseguida a la ficción. Dos sendos ejemplos anteriores a esta Southside 1-1000, serían La brigada suicida (1947) y Atrapado (1949), que ofrecen una temática similar. No por ello significa que sean repetitivas, al revés, cada una tiene detalles diferentes y variantes de categoría, aunque los procedimientos policiales como se ve, se basen en recurrir a la clásica estratagema de la infiltración de agentes en la red criminal.

El procedimiento es con todo, sensacional e intrigante. Las actuaciones, impecables; y los ajustes de cuentas son al más puro estilo violento del cine negro. Encima, el añadido de la mujer en el lado oscuro no dejar de ser nunca un auténtico atractivo, con un trato visual y una sugerencia tal, que hoy día se ha perdido.