Quien llegue hasta aquí sabrá de Mark Stevens por Envuelto en la sombra (1946), o La calle sin nombre (1948), por citar dos obras maestras del cine negro, pues ésta es también una buenísima oportunidad para redescubrirle y además, que aquí ejerce de director.

Mark Stevens configura con maestría una actuación sorprendente, con un carisma que me ha llamado la atención, y dirigiendo le sale un trabajo solvente porque la película es fascinante y consigue un clima de intriga del que uno no podrá despegarse hasta el final.

Time Table lo tiene todo y todo en su justa medida y mucho tiene el delicado trato que aportan las mujeres en la película. Cuando películas como ésta no se limitan a desarrollar una trama, si no que procuran dotar a los personajes de espíritu, de sentimientos y esperanzas, es cuando podremos afirmar que algún día se tendrán que estudiar muy a fondo para aprender algo de cine. José Luis Garci lo hizo.

Alguien dijo que el hombre es bueno por naturaleza, pues lo será. Pero a veces hay hombres que desvían la naturaleza.