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Voto de Antonio Morales:
6
Drama España, años 50. El cadáver de un desconocido aparece en la plaza del pueblo de Bocentellas, dentro del mítico territorio de Región. Los habitantes pedirán ayuda al capitán Medina, joven oficial al mando de un cercano fuerte militar, hasta la llegada del juez. (FILMAFFINITY)
17 de agosto de 2016
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existe una cierta tradición valorativa – conviene aquí eludir el término “crítica” - que aduce que las posibilidades prácticas a las que puede llegar un arte determinado no son infinitas sino, muy tristemente limitadas. La habilidad y la pericia de un artista serían las que permitirían por medio de la combinación de estas posibilidades prácticas el logro de una obra valiosa prescindiendo, más allá de eso, de la novedad u originalidad de cada elemento en singular. Quizás porque “todas las historias están contadas, todos los estilos ensayados y todas las ideas ya expresadas”, el artista actual debería dedicarse a una eterna tarea de bricolage ensamblando las piezas de siempre para construir obras que diesen nuevo acomodo sin ser esencialmente diferentes a las anteriores.

Todo ello es lo que intentó hacer el montador, cineasta y productor independiente Antonio Isasi-Isasmendi, con “El aire de un crimen”, conocido internacionalmente por “Estambul 65” y “El perro”, dos producciones que tuvieron distribución internacional. Para ello reunió un importante elenco de actores de la época que no necesitan presentación, y adaptó la novela de Juan Benet, finalista del premio Planeta 1980 “El aire de un crimen”, una nueva revisitación de la España rural y un profundo retrato social de la década de los cincuenta, pero contada desde un oportuno “flash back” que hace de una trama, tantas veces filmada, resulte atractiva e interesante.

El film está narrado y montado como un thriller que pretende jugar diversas bazas: la denuncia socio-económica mediante la especulación de tierras para construir un pantano, la evocación histórica de una determinada época, el enigma criminal mediante un cadáver desconocido como elemento motriz de la acción, el drama rural lacerante de una hija violada, la venganza por el honor mancillado, la historia amorosa de un bravo y noble capitán engañado por una “madame” sin escrúpulos. Todas estas lineas argumentales se van mezclando y entrecruzando con más o menos habilidad y mesura. Algunas parecen excesivamente prolijas, otras más confusas y reiterativas, alargando el film más de lo necesario, pese a la reconocida capacidad del cineasta en el montaje.

Ni que decir tiene que todo ello es narrado desde el clasicismo tradicional de un cineasta con pulso firme, la trama no decae en ningún momento, incluso goza de alguna audacia narrativa que demuestra que detrás de la cámara hay un cineasta con experiencia. La pluralidad de personajes y de elementos de la trama está muchas veces rodeado de un clima malsano de una sordidez desagradable articulada sobre instintos primarios de algunos personajes que reaccionan como seres primitivos de un humor grotesco y desagradable. La fisicidad del entorno, de paisajes áridos, de actitudes prosaicas, de pueblos olvidados donde las fuerzas vivas imponen sus privilegios, sus intereses bastardos que dominan al pueblo llano y poco ilustrado. La película es un fresco rural, que sigue sorprendiendo por su crueldad conocida pero que no deja de interesar.
Antonio Morales
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