Historias breves significó una renovación, y en sí misma, un redescubrimiento del cine producido en Argentina. Los directores que componen esta selección de cortos, hoy integran (casi todos) la lista de películas en producción, en cartel y en la historia del cine argentino.
Repasando rápidamente los nombres nos encontramos con Burman (Esperando al mesias, El abrazo partido), Caetano (Bolivia, Un oso rojo) y Martel (la Ciénaga, la mujer sin cabeza). Tres directores con un corpus importante de películas, con participación en festivales internacionales y premios. Pero observando la lista completa de cortos: Rey muerto de Lucrecia Martel, Niños envueltos de Daniel Burman, Cuesta abajo de Adrián Caetano, Guarisove, los olvidados de Bruno Stagnaro, Noches áticas de Sandra Gugliotta, Dónde y cómo Oliveira perdió a Achala de Ulises Rosell y Andrés Tambornino, La simple razón de Tristán Gicovate, La ausencia de Pablo Ramos, Ojos de fuego de Jorge Gaggero, Kilometro 22 de Paula Hernández; quiero señalar dos cortos que me parecieron muy buenos de dos directores que han filmado bastante poco, "Garisover" y "Ojos de fuego". Dos cortos que repasan la historia pasada y presente en un país que comenzaba su camino al abismo económico.

Los directores de Historias breves marcaron un camino para muchos otros que siguieron esta experiencia del cine. Y además de la calidad de cortos que forman esta producción, cabe rescatar algo fundamental: Inauguraron una mirada nueva sobre la realidad, sobre el país y sobre el cine.

Historias breves se podría decir que es de visión obligatoria para captar el antes y después en el cine producido en Argentina a partir de mediados de los 90'.