Haz click aquí para copiar la URL
Estados Unidos Estados Unidos · Nueva York
Voto de Salvapantallas:
6
Drama Iremar trabaja en las Vaquejadas, el tradicional rodeo del noroeste de Brasil. Su casa es el camión que transporta los animales de uno a otro show y que comparte con sus compañeros: su compadre, Zé, Galega, una bailarina exótica y conductora de camiones, y su alegre hija Cacá. Pero el país está cambiando y la creciente industria textil de la región infunde nuevas ambiciones en Iremar, que empieza a soñar con el diseño de moda. (FILMAFFINITY) [+]
14 de agosto de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un tripulación de cinco viaja en un camión de carga a través de Brasil. Lo que transportan son toros blancos utilizados para las corridas típicas de la zona llamadas Vaquejadas (en las que dos hombres en caballo tratan de derribar a estas vacas algo delgadas y jorobadas). También los crían, alimentan, preparan.

Los tripulantes son tres hombres, Iremar, su compadre y Zé, y una mujer, Galega, con su hija Cacá. Zé es un gordo simpático que juega a las bromas con Cacá, una niña menor de diez años que ama a los caballos y desprecia a los toros. Galega conduce el camión y por las noches es bailarina exótica. Iremar, amante de la textilería, le borda los vestidos.

Todo lo que pasa en Boi Neon es la vida rural de estos cinco personajes. La narrativa de Gabriel Mascaro se resume a la exploración de un Brasil profundo, tradicional y superficial, donde el cuerpo de los animales se mezcla con el del humano. Sería un documental si no contara una ligera historia y manipulara las interacciones con diálogos rápidos y pícaros, naturales de la zona.

Pero en el subtexto, Boi Neon es más. Estos personajes cotidianos son animales que se adaptan a su entorno en todos los detalles, como las hamacas en las que duermen dentro del camión o una ducha improvisada al lado de las llantas. Conviven con los toros como parte de ellos, se confunden entre ello e intentan dominarlos. En realidad, los desprecian, los tratan a golpes y patadas. Mientras que la figura del caballo es venerada. No solo Cacá los ansía, Zé trata de domarlos, los peinan, los premian, los cuidan. Incluso Galega realiza bailes sensuales con una máscara de caballo que todos los hombres admiran.

Boi Neon construye una historia carente de dramatismo en una narración atractiva a través de la imágenes que es en realidad un choque de clases: toros versus caballos, vaqueros versus jinetes.

El formato de Mascaro es una nueva aproximación al cine lírico que despierta más interés que muchas otras obras excedentes en subjetividad. Aquí hay un retrato de las costumbres folclóricas que se relacionan íntegramente con la cultura latina, con su apasionamiento y su humor pícaro. Sobre todo su humor.

Sin embargo, hubiera sido más disfrutable si tuviera un eje que seguir. Su análisis superficial es subjetivo en extremo y puede caer en la divagación y la extrema quietud. La contemplación requiere de un hilo, por más liviano, que ofrezca un conflicto visible. Pero mantiene el interés por sus tomas rápidas, cercanas y amplias, con una comedia negra que brota de las palabras y mucha sexualidad (no sensualidad) que eriza la piel.

Palmas aparte para la admirable fotografía de Diego García. Esto es narrar en imágenes.
Salvapantallas
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow